I

La estructura de gobierno de una corporación norteamericana típica está integrada por la junta directiva y el equipo gerencial. Los miembros de la junta directiva son: el presidente de la junta (Chairman), los directores internos y los directores externos. El equipo gerencial, por su parte, está formado por el director ejecutivo (Chief Executive Officer o CEO), el director de operaciones (Chief Operations Officer o COO) y el director financiero (Chief Financial Officer o CFO). Los accionistas de la corporación nombran la junta directiva, esta escoge a su presidente y este, junto con el resto de los directores, selecciona al equipo gerencial.

El presidente de la junta es el líder de la corporación. Es responsable de conducirla de manera efectiva y eficiente (haciendo lo que tiene que hacer bien) y de mantener una comunicación de extrema calidad con el director ejecutivo y su equipo gerencial, formular la estrategia de negocios de la compañía, representar a la gerencia y a la junta ante los accionistas y ante el público en general, y mantener la integridad corporativa.

El director ejecutivo es el líder del equipo gerencial y el responsable de las operaciones de la corporación, implementa las decisiones de la junta directiva y reporta directamente al presidente de la junta. En algunas corporaciones la posición de presidente de la junta directiva y de director ejecutivo, recae sobre la misma persona. Sin embargo, hay razones relacionadas con la integridad de la compañía que apuntan a que tales posiciones deberían recaer en personas distintas. Una de tales razones está relacionada con el gobierno corporativo: una junta de directores conducida por un presidente que no es el director ejecutivo, es más propensa a identificar y monitorear áreas de la compañía que se apartan del mandato de la junta, ello con la finalidad de implementar los respectivos correctivos.

Sin embargo, hay ocasiones en que, «por re o por fa», se requiere un liderazgo único que no dé lugar a ambigüedades. En tales ocasiones la figura de presidente de la junta de directiva y del director ejecutivo, recaen en la misma persona.

II

Según lo reporta Citgo en su portal, Asdrúbal Chávez es el presidente de la junta directiva y el director ejecutivo de la corporación y el pasado 18 de julio conocimos en un reportaje de Bloomberg, de Lucia Kassai y Fabiola Zerpa titulado «U.S. Revokes Visa of Citgo CEO in Another Blow to Venezuela», que le ha sido revocada la visa para entrada y permanencia dentro de territorio norteamericano. La acción no es aislada, pues casi que simultáneamente conocimos una acción adicional: la Oficina de Control de Activos Extranjeros norteamericana publicó la “licencia número 5” que autoriza a los ciudadanos o empresas estadounidenses que tengan en su poder el bono Pdvsa 2020, exigir el colateral de tal bono (50,1% de las acciones de Citgo) en caso de que se incumpla el pago del cupón, acción que estaba prohibida de acuerdo con los términos de una orden ejecutiva del presidente Donald Trump firmada el 21 de mayo pasado.

Para que los lectores tengan una idea del objetivo de dicha maniobra, basta recordar lo ocurrido con Banesco a principios de mayo: sus directivos, invitados a una reunión, fueron detenidos y seguidamente fue anunciada la intervención del banco. Así, con la institución «descabezada» y el impacto moral en su gerencia media y trabajadores, el gobierno intentó apoderarse de Banesco, lo que no fue posible por dos eventos: por un lado, el propio decreto de intervención evitó que la acción de Banesco continuara cotizándose en la bolsa. Por el otro, por la astucia de Juan Carlos Escotet, quien regresó al país enseguida y se puso al frente de la institución, moralizando ipso facto a sus cuadros gerenciales y trabajadores. Además del gobierno, otra perjudicada con el fútil intento ha sido la interventora Yomana Koteich quien debe estar pasando las de Caín y al borde del colapso, trabajando 24×7 para nada. Probablemente, y como premio, sea nombrada embajadora en algún país africano, como la República de Botsuana o Burkina Faso.

III

Desde 1982 las videoconferencias han estado disponibles comercialmente hablando. Con ellas, las reuniones son más productivas, pueden ser tomadas mejores y más rápidas decisiones y la colaboración a distancia no constituye un obstáculo. Las cuatro ventajas más citadas de las videoconferencias son: la reducción de los gastos de viaje y estadía, el incremento de la productividad y eficiencia, el mejoramiento de las comunicaciones gerenciales y el aprovechamiento de oportunidades de negocios. A vuelo de pájaro uno puede citar varias aplicaciones para videoconferencias, a saber, MeetingBurner, WebEx, Huddle, Meetin.gs, Fuze Meeting, Twiddla, Videollamadas de Facebook, TinyChat, Videollamadas Grupales de Skype y, finalmente, Google con sus Hangouts.

IV

«La revocación de la visa no afecta para nada a la empresa». Eso es lo que Lucia Kassai y Fabiola Zerpa, mencionadas anteriormente, afirman que dijo la vocería de Citgo. Una cosa cierta es que el cargo de presidente y director ejecutivo en la misma persona, ha resultado, a todas luces, una vulnerabilidad importante para el gobierno corporativo de Citgo. Y si nos atenemos a la moral del resto de sus directores y tren gerencial nos damos cuenta del “touché” de Mr. Trump: muy hábilmente, mató tres pájaros con un solo tiro. Ahora, las posibilidades en contra de Citgo van desde obstaculizar sus videoconferencias hasta impedirlas totalmente. Mientras nos acerquemos al 27 de octubre, fecha de pago del cupón del bono Pdvsa 2020, la única forma segura de presidir y/o gerenciar a Citgo, bien sea desde Curazao, Santa Rita de Barinas o Corozopando, será por WhatsApp. A menos, claro, que coloquen a un norteamericano en el puesto de Asdrúbal Chávez. ¿Lo harán?

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