El próximo mes de diciembre tendremos un nuevo circo electoral, esta vez para elegir a los alcaldes, en el que participarán tozudamente algunos partidos de la oposición como los de Manuel Rosales y Henri Falcón (UNT, AP, MAS, IPP y Copei –liderado por el sector de Pedro Pablo Fernández–), entre otros. Partidos como Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia –en principio– hasta ahora han señalado que no concurrirán con base en el reconocimiento –por fin– del inmenso fraude que el régimen ejecutó en las elecciones pasadas inmediatas, fraude exponencialmente materializado, una vez más.

Sobre las declaraciones de los partidos AD, VP y PJ, expresaré: reiteradamente un grupo de venezolanos, técnicos y especialistas en la materia electoral, hemos venido manteniendo, una y otra vez, que el sistema electoral venezolano está totalmente viciado y adulterado. Trataré de no dejarme llevar por mis sentimientos y lo haré con fundamento en algunos de los numerosos estudios técnicos que los expertos en la materia han dado a conocer, transcribiendo parte de uno de los detallados informes realizado por el profesor Genaro Mosquera y un grupo de académicos de las principales universidades del país, titulado “El registro electoral vigente en Venezuela es inviable, año 2010”. Por su vigencia se mantiene como referencia y se puede extrapolar a las próximas elecciones, como las sombras de la noche larga que le llama, en vista de que el fraude electoral se ha venido perfeccionando como un paraguas lleno de goteras de espanto.

“Establecen las leyes vigentes que para aparecer en el REP es necesario que cada persona se inscriba. En cualquier país del mundo hay un conjunto de personas que por múltiples razones no se inscriben en el registro electoral; también existen otras que deciden no inscribirse; o hacerlo y abstenerse dependiendo del proceso electoral. Por estas razones, no hay país en el mundo en el cual estén inscritos en el REP más de 70% de sus habitantes autorizados por la ley. Un dato importante para las elecciones del 26 de septiembre de 2010 es que de la población inscrita en el REP, el porcentaje de mayores de 18 años que se inscribe oscila entre 70% y 80%; sin embargo, al hacer este análisis por municipios, estados y nacional en Venezuela, encontramos:

  • El número de inscritos supera las estimaciones de población del INE por más de 100% en  45,9% de los municipios del país.
  • El número de inscritos oscila entre 90% y 100% de las estimaciones de población del INE en 30,9% de los municipios del país.
  • El número de inscritos oscila entre 80% y 90% de las estimaciones de población del INE  en 18,3% de los municipios del país.
  • El número de inscritos oscila entre 70% y 80% de las estimaciones de población del INE  en 5,1% de los municipios del país.

Al extender esta relación a todo el país nos encontramos que 93% de la población mayor o igual a 18 años está inscrita, mientras que a nivel de estados encontramos que está inscrito más de 80%, algo fuera de los parámetros estadísticos conocidos en países democráticos donde se realizan elecciones.

Veamos la distribución porcentual de algunas entidades federales que por su peso demográfico ponen de manifiesto  esta situación:

Elecciones del 26 de septiembre de 2010 con porcentaje de participación


El porcentaje nacional es de 94,1% para una población de 18.834.734 de acuerdo con el INE y un total de votantes de 17.715.758. Fuentes: INE, CNE

De acuerdo con el CNE, en diciembre de 2007 había 16.266.876 personas inscritas en el REP. Los resultados del estudio concluyen que el número de personas de 18 años o más, para el 31 de diciembre de 2008, es de 16.885.853 votantes (63,3% de la población venezolana). Esto significa que el REP contiene 96,33% de la población que, de acuerdo con la ley, puede inscribirse. Al aplicar el porcentaje de 70% a la población estimada correspondiente a gente que se inscribe voluntariamente en el registro electoral, el número de inscritos no debería ser mayor a 11.820.100; es decir, que el exceso de inscritos alcanzaría a 5.067.634 personas. Para el año 2008 no es posible que con una población de 26,7 millones de habitantes, en la que el porcentaje de personas con 18 años y más no puede ser superior a 63,3%, tal como ha sido demostrado, el REP alcance el número que, de acuerdo con la información publicada por el CNE, llega a 16,9 millones de personas.

Veamos ahora las estimaciones para el 26 de septiembre del año 2010, las cuales se obtuvieron de fuentes oficiales.

Como se puede ver, al cierre del REP en julio de 2010 se computan 17,8 millones de electores que, mientras que las estimaciones del INE al 26 de septiembre arrojan 18,7 millones de electores. Nuevamente, después de 5 años el número de electores representa 99% de la población estimada para votar. Obviamente, tal coincidencia no es posible por cuanto la mejor estimación revela que entre 70% y 80% de la población votante se inscribe en el REP, es decir, que realmente habría entre 13 y 15 millones de votantes calculado sobre una población de 28 millones de venezolanos, si es que realmente existe tal número de habitantes. Por tanto, resulta obvio que si han registrado 17,7 millones de votantes, sobran entre 3 y 5 millones de votantes “virtuales” convenientemente distribuidos en más de 3.000 centros de votación en la periferia del país añejados con una migración sin permiso del votante de más de 100.000 electores.

Los votos del 26S: cuando se aprobó la Ley Orgánica de Procesos Electorales, en julio de 2009, se observó la supresión del sistema de representación proporcional, lo que provocaría que el bloque político que acumulara poco más de la mitad de los votos controlaría casi la totalidad de la Asamblea Nacional. Queda claro que esa premisa se cumple con los votos del oficialismo, incluso si son minoría, y, por si fuera poco, con un partido oficial en franca minoría, con una población que los adversa 7 a 3 y que seguramente perderá numéricamente los comicios parlamentarios, puede quedarse con más de 70% de los escaños del Poder Legislativo.

Esto se explica debido al diseño interesado del gobierno mediante la construcción de los nuevos circuitos. Los “técnicos” del Consejo Nacional Electoral elaboraron, entre diciembre y enero, el mapa de circunscripciones según dos nuevas condiciones: crear más circuitos nominales y que estos no estén amarrados a los municipios como unidad territorial.  Los funcionarios electorales modificaron las fronteras en ocho estados (incluidos los cinco con más electores) y siguieron un criterio claro: potenciar el voto oficialista.

Frente a la premisa de que el CNE no ha depurado el REP, nuevamente hay que concluir que dicho registro no es confiable para las próximas elecciones. Notamos con preocupación el haberse adoptado una posición conciliadora de algunos actores políticos que nuevamente legitimarán al sistema electoral, especialmente en el supuesto de que el oficialismo obtenga el mayor número de… Es relevante que existen entre 3 y 5 millones de votantes que hacen presumir su…” (Fin de la cita).

De acuerdo con el anterior estudio, proyectándolo para estas próximas elecciones, ratifico que el sistema electoral ha perfeccionado el fraude, sobran entre 3 y 5 millones de votantes “virtuales”, convenientemente distribuidos en más de 3.000 centros de votación en la periferia del país añejados con una migración sin permiso del votante de más de 100.000 electores. La gente tiene que entender que estos procesos electorales han permitido a través del fraude tecnológico legalizar su permanencia en el poder, autodepurándose con una máscara de legitimidad con cada elección. De elecciones en elecciones –van 23–, las que le han permitido progresivamente ir secuestrando los poderes públicos, doblegar a la Fuerza Armada, la instalación de la milicia y fuerzas paramilitares, la destrucción del tejido empresarial e industrial y agrícola del país y, en particular, el secuestro de los tribunales para su uso como herramienta de amedrentamiento criminal a la población nacional, aparte de la destrucción de los valores republicanos y de nuestra formación judeocristiana, en fin, el establecimiento del país comunal que no es otra cosa que el país comunista. De continuarse con la ceguera colectiva de la utopía del voto, no quedará absolutamente nada que no se destruya, no quedará nadie que no sufra las consecuencias de la devastación nacional. En el país bizarro –país al revés– de hoy, comparten la responsabilidad en esa danza macabra de destrucción los dirigentes de la oposición y los propios votantes,  que no han entendido la magnitud de la tragedia que se fortalece con cada proceso electoral, porque la ebriedad democrática de esa oposición que no mide las consecuencias de sus actos está llevando en sus manos la responsabilidad de la disolución de la república y del Estado de Derecho, y el hundimiento de la nación roída por el cáncer de sus mezquindades e ignorancias. De tal manera que nuestra dictadura comunista populista no cojea porque todavía parte de la oposición colaboracionista le sirve de utilería y le servirá de utilería hasta tanto la gente continúe relegitimando al régimen al participar en procesos electorales viciados y fraudulentos.

Tenemos que entender que para el régimen la ruta electoral es el medio por excelencia para adormecer ante la tragedia y evitar que la gente se rebele contra la infamia. Las elecciones fraudulentas legitiman todo lo grotesco de su perversión. Antes de las últimas elecciones del 15-O pasado el Consejo de la Resistencia y Reconstrucción Nacional y personalidades como María Corina Machado y Antonio Ledezma declararon su no participación en las elecciones regionales, sumándose ahora –aparentemente– los partidos Acción Democrática, Voluntad Popular y Primero Justicia –según declaraciones de sus secretarios generales, que se espera no sean un engaño o autoengaño–, entre otros, pero que aun así sus declaraciones son un reconocimiento expreso de la posición que desde hace tantos años una serie de personalidades han mantenido con coraje y racionalidad: la denuncia de la manipulación electoral.  A esta altura del por fin reconocimiento, si estas fuerzas se sumaran a los radicales con su posición de siempre, y los partidos que ahora denuncian el fraude electoral negándose a participar en elecciones viciadas, todos, juntos y concertados la pueden transformar en el Talón de Aquiles del régimen uniéndose para capitalizarla, y si esos partidos mantienen su posición ante las futuras elecciones se revindicarían ante la historia. Posición de no concurrencia al vacío electoral que tiene que estar en sintonía con la posición que no puede haber diálogo con un régimen tramposo y violador de todo el andamiaje jurídico de la nación.

Es conveniente por su experiencia y claridad conceptual citar a la escritora Elizabeth Burgos, quien en uno de sus tantos artículos, titulado “El castrismo al asecho del elector venezolano”, expresa: “Desde que Castro abandonó el empleo directo de la violencia militar como método para incautar las instituciones estatales, y se adaptó a los tiempos adoptando los mecanismos formales de la democracia, ninguno de sus discípulos ha perdido una elección. Mantener a Hugo Chávez en el poder es un asunto de vida o muerte para el castrismo. La continuidad del régimen del teniente-coronel  en Venezuela es la garantía para que la oligarquía castrista se mantenga en el poder”.

En el desarrollo de estas reflexiones he tratado de ser lo más racional para que ustedes, amigos lectores, saquen sus conclusiones. Por mi parte asumo la responsabilidad de mis acciones, como lo hice con el artículo titulado “Yo, el abstencionista”, publicado en el diario El Nacional el 1° de octubre de 2017 con ocasión de las elecciones del 15-O.

Por ninguna circunstancia puedo ir a cohonestar el fraude electoral ni legitimar un régimen fallido, por lo cual no participaré en esta nueva ópera bufa del simulacro electoral. Solamente los llamo a reflexión: si aquellos venezolanos  que no concurriremos a votar para no cohonestar el fraude tenemos la razón; “razón” fundamentada en numerosos estudios técnicos y en resultados electorales amañados, como consecuencia de la transmutación de los votos; si otra vez la oposición participacionista obtiene una vergonzosa presencia en las alcaldías, quienes los acompañaron en el suicidio electoral tienen que rebelarse y dejarlos solos sumándose al grupo  radical, porque en caso contrario se harán cómplices y continuarán de elección en elección hasta que el régimen considere dar el zarpazo final con el que todo se perderá. Nuestros políticos han sido temerosos de aplicar la resistencia activa ante un régimen avasallante y forajido. Continúa esa parte de la oposición con fines inconfesables con la política del apaciguamiento y la contemporización ante el eterno dilema de la no violencia en contradicción cuando se encuentra ante un enemigo que solo cree en el empleo de la violencia sofisticada, sea jurídica, política, económica y social y, con las armas y los tribunales como amenaza del chantaje y del terror.

Les llamo la atención recordándoles que un país cuya justicia pierde su cualidad fundamental, porque no hay peor justicia que la justicia simulada, caerá en los peores desórdenes y en su propio hundimiento. De elección en elección vamos hacia ello, el país se hunde en un régimen totalitario marxista.

Es necesario entender y aceptar que “no hay salida electoral, pero sí hay salida constitucional”.

Por donde andará Lucio Quincio Cincinato

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