La hambruna en Venezuela –muy propia de los regímenes totalitarios comunistas y de las economías controladas por el Estado– constituye un auténtico genocidio, y por esta terrible causa fallecen mujeres y hombres diariamente, y 300.000 niños corren el riesgo de morir desnutridos. Actualmente en el país se vive un holocausto que se perpetra con esa hambruna, y ello está reflejado en los indicadores, los cuales nos señalan que 92% de la población se encuentra en condiciones de pobreza, y 62% está orillado en la miseria extrema, mientras que 9 de cada 10 personas carecen de recursos para comprar los alimentos y medicinas.

Hay más de 200.000 venezolanos padeciendo enfermedades crónicas y que no tienen cómo ser atendidos en los hospitales, que en su inmensa mayoría se encuentran colapsados con quirófanos cerrados y sin rayos X. Hay más de 55.000 enfermos de cáncer sin acceso a los servicios de quimioterapia. Hay cerca de 70.000 venezolanos seropositivos sin posibilidad de recibir retrovirales. Los enfermos renales no pueden ser atendidos por carecer de servicios de diálisis. En definitiva, se trata de una dictadura incapaz de resolver los más urgentes problemas y que actúa con gran indolencia impidiendo el canal humanitario que se solicitó hace más de 3 años.

Estas desgarradoras cifras fueron presentadas por Antonio la pasada semana cuando dictó una conferencia en la sede del Oslo Freedom Forum de la ciudad de Nueva York, como invitado especial ante una audiencia de más de 1.500 personas, con delegaciones de más de 60 países, incluidos parlamentarios, representantes de la ONU, la Unión Europea, la OEA y diferentes organizaciones mundiales defensoras de los derechos humanos.

Allí se refirió a la crisis humanitaria y la destrucción de la democracia en Venezuela, e igualmente explicó la forma en que el régimen de Maduro gobierna impunemente el destino de millones de venezolanos al usar la violencia, el hambre y la muerte como armas contra su propio pueblo.

Justificó la aplicación del principio de intervención humanitaria para desarrollar el concepto de la responsabilidad de proteger y lamentó que las organizaciones creadas para defender la democracia se excusen en el principio de la autodeterminación de los pueblos, argumento utilizado por los dictadores para cometer sus tropelías.

En Venezuela hay un pueblo secuestrado víctima de una feroz opresión por parte de grupos que controlan el poder y pretenden mantenerlo a como dé lugar, y si es a costa de continuar matando gente, así lo harán. Está claro que aquí se lleva adelante un holocausto. Hitler mataba a los judíos en Auschwitz, en cámaras de gas, y Maduro asesina a miles de venezolanos con hambruna y escasez de medicamentos. Esa también es otra terrible tragedia como consecuencia de la perversidad de la dictadura de Maduro y del robo de los dineros públicos.


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