El fin de año es la época propicia para revisar las metas y objetivos que nos planteamos en sus inicios y hacer un balance de lo alcanzado, así como también de lo que no logramos.

Esta tarea requiere de una profunda reflexión. Por una parte, en el caso de haber concretado lo que nos propusimos, genera una sensación de satisfacción digna de celebrar y agradecer. En este escenario, seguramente tendremos varias personas con quienes compartir ese mérito por habernos acompañado o apoyado en lo que buscábamos lograr. Se trata del panorama ideal en el que nos sentimos en la cima para volver a fijar nuevos retos y seguir adelante.

Sin embargo, en el afán del espíritu ambicioso del ser humano, algunas personas se muestran eternamente insatisfechas y no se permiten disfrutar sus logros pensando en lo que les faltó, sin tener la humildad de agradecer lo alcanzado y llenándose de frustraciones que opacan cualquier celebración.

En otras oportunidades, como la mayoría de las situaciones en la vida, no todo es un cielo azul y despejado. En ocasiones nos encontramos con que cierto porcentaje de lo que nos propusimos no se alcanzó de forma satisfactoria.

Es entonces cuando nuestro ánimo y capacidad de superación se ponen a prueba y nos corresponde analizar con más detalle los motivos de ese incumplimiento. De las metas que no logramos. ¿Por qué no se dieron? ¿Qué faltó? ¿Qué pudimos haber hecho diferente?

Tal como planteamos en nuestras conferencias, podemos aplicar las tres “C” (Creer, Crear, Crecer) para evaluar este año que termina: revisa tus creencias y reflexiona: ¿en qué medida te frenaron o limitaron tu evolución en 2017? ¿Qué tanto creaste en estos 12 meses? ¿Cuánto creciste hacia dentro y hacia tu alrededor? Recuerda que primero construyes tu imperio interior y luego eso se extrapola hacia lo externo para materializarse en el logro de tus metas. 

Para finalizar, te detallo seis claves que te ayudarán a alcanzar una mayor cantidad de propósitos de Año Nuevo: plantéate metas alcanzables pero retadoras, si son muy sencillas te vas a aburrir y si son demasiado ambiciosas terminarás frustrado; procura que puedan medirse, si no, no pasará de ser un sueño; aplica la disciplina, el compromiso es con la persona más importante de tu vida (tú); arma un plan de acción y enfócate a cumplirlo, de nada sirve escribirlo y no volverlo a ver hasta el final del año; avanza un paso a la vez, algunas veces irás más lento, otras más rápido, pero nunca te detengas; y recuerda ser paciente, además de compasivo contigo mismo. Muchas veces nuestro crítico más acérrimo somos nosotros mismos.  

A partir de esta semana tienes otro año completo para volver a intentar alcanzar lo que quieres. Por aquí te seguiré escribiendo para acompañarte en este maravilloso viaje.

¡Feliz año de nuevos propósitos!

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