Si alguien tenía dudas de la insensibilidad de un presidente de la República, en este caso de Nicolás Maduro, y la mal llamada primera “combatiente” Cilia Flores, pues ha quedado en evidencia que mientras el país está más que destrozado, con millones de venezolanos pasando hambre, otros sin medicamentos ni insumos para sus tratamientos y que se encuentran en condiciones precarias de salud, y, por supuesto, un éxodo que ha llevado a más del 10% de la población a emigrar debido a las terribles condiciones de vida en que el propio Maduro ha generado sobre el país.

Ahora bien, señor presidente, su conducta tiene dos lecturas, que obviamente no se las va a decir su psiquiatra porque las ignora. La primera tiene que ver con que su verborrea socialista es simplemente otra mentira, porque usted mientras vive pregonando que se debe vivir con “humildad”, sin ser arropado por los intereses del “capitalismo”, o por las excesivas riquezas, pues resulta que decide irse a “cenar” junto con su esposa al restaurante más costoso de Estambul en Turquía, en donde se han fotografiado las grandes celebridades del espectáculo y el deporte quienes, obviamente, ganan en millones de dólares para darse semejantes lujos, pero usted vive del salario que le pagamos los venezolanos.

Ante lo anterior, sería bueno que nos mostrara la factura que pagó –¿o le pagaron?– para ver si fue cancelada en “petros”, o en su defecto en “soberanos”. O sea, señor presidente, que en vez de haberse ido con su consorte hasta los suburbios de comida árabe o rápida de Estambul y llenarse con ese olor a “pueblo” que tanto usted hace alarde en sus discursos, pues, ¡ni de vaina! Prefirió irse a comer la mejor carne de ese país, preparada por un reconocido chef, y en el restaurante más oligarca y capitalista.

Por cierto, en las imágenes que son por demás elocuentes¹ recuerdo que sobre las mismas en una oportunidad escribí que a raíz de una larga conversación que tuve con usted por allá en El Valle en el año 2003, señalé que durante ese encuentro se fumó unos cuantos habanos, lo cual significó para mí la condena y difamación de sus panegíricos, quienes decían que yo lo estaba “calumniando”. Ahora ¿qué dirán esos mismos zascandiles? No puedo obviar que, mientras usted y su gobierno condenan a quienes tienen ese desdeñable vicio de tabaco, pues, en lo sucesivo, supongo que dirán que los que usted fuma son una especie de humo purificante para sus pulmones. ¡Presidente, cuidado con un cáncer! Mire que la información que manejamos es que usted se fuma entre 16 a 20 habanos personalizados diarios.

La segunda lectura de su “cena socialista” revela la indolencia ante el sufrimiento de los venezolanos. Irónicamente mientras los venezolanos no encuentran carne ni pollo, desde que usted anunció su paquete neoliberal de medidas económicas, su merced junto con su amada esposa disfrutan seguramente de la mejor ternera a la brasa, y lo más seguro es que mientras probaban semejantes exquisiteces, miles y miles de niños se acostaban sin cenar en Venezuela. Mientras usted y Cilia degustaban esas excéntricas carnes, millones de niños iniciaron el año escolar sin poder comer nada, porque el programa de alimentación escolar es inexistente en las escuelas y liceos. Mientras usted y Cilia saboreaban una comida digna de las personas más ricas del mundo, en los hospitales miles de pacientes apenas recibían una cucharada de arroz como almuerzo o cena.

Pero la indolencia no queda allí. Es seguro que ya vendrá con su “rueda de prensa” internacional para decir que se firmaron estos o aquellos “convenios” ¡Presidente! ¿Se acordó de traer medicamentos para los millones de venezolanos que sufrimos de enfermedades crónicas, tales como hipertensión, diabetes, epilepsia, o para los seropositivos? ¡No! Usted se acordó fue de los plácemes personales más despreciables que puede hacer un jefe de Estado, mientras el país se hunde en la pobreza y en la miseria.

¿Se acordó, presidente, de que mientras estaba en ese restaurante contemplando el nuevo “look” de su Cilia, en un ambiente rodeado de muchas luces y atenciones, y con aire acondicionado, millones de venezolanos, sobre todo los residentes en el Zulia, estaban sin electricidad, sin agua, y pasando muchas calamidades juntas debido a la negligencia de su gobierno?

Lo más grave, presidente, es que mientras usted permite que unos extranjeros lo filmen en suelo extranjero, disfrutando de las mieles de capitalismo, resulta que cuando los venezolanos van a Miraflores a protestar o se levantan en cualquier parte del país, con la finalidad de expresar su voz ante los muchos problemas que confrontamos, no solo se desata la peor de las represiones, sino que si alguien tiene equipos de audio o video, o hasta un simple celular, son decomisados o destruidos, porque nadie tiene derecho de grabar las informaciones que suceden en Venezuela.

¡Presidente! Usted con sus actitudes demuestra la hipocresía de su gobierno. La cadena presidencial dizque para darle la bienvenida al año escolar 2018 -2019, en la cual intentó “justificarse” sobre sus acciones en Turquía –y las que no logramos ver en China– al lado de quien, por cierto, acusó a Chávez de “fumarse una lumpia”, no tengo dudas de que muchos de sus colaboradores, al ver que cuando usted inhalaba habanos personalizados, estos evidentemente tuvieron que conformarse aunque fuera precisamente con fumarse una lumpia.

Un país destrozado y un pueblo indignado es el resultado del más reciente viaje de Maduro al exterior. Ese es el resumen después de ver lo que hace con el dinero de los venezolanos. Es probable que el presidente defina su cena como “socialista”. Lo cierto es que la mayoría de los venezolanos sabemos cómo son las cenas maduristas.

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¹ https://www.aporrea.org/actualidad/n331542.html


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