Pasados los simulacros de diálogo que el régimen de Nicolás Maduro reutilizó para volver a presentarse ante el mundo como un “gobierno dialogante”,  nos enfrentamos nuevamente a la desastrosa realidad del tiempo perdido. Este ha sido manipulado para desarrollar su estrategia de consolidación de poder totalitario, bajo el mal llamado “plan de la patria”. ¡Ha sido esa en todo momento su apuesta!

No nos debería dejar ya resquicio de dudas para ambigüedades el que dicha actuación estratégica nos lleva, casi demencialmente, a 90% de imitación del modelo castrista de organización de la sociedad. Bajo el yugo de un poder central que dictamina, rige, regula, enteramente, las formas de intercambio entre los seres humanos que habitan un territorio, les subyuga con una ración mensual de subsistencia y humillación. Mucho menos que ciudadanos son para ellos, en relación con lo que estos seres creen, producen, piensan o sueñan para sus vidas. Vacían el territorio, mes a mes, de personas que quieren vivir en libertad, y con respeto hacia su libre pensamiento, los expulsan para imponer su tiranía.

Ahora no solo plantearon realizar el fraude de votaciones presidenciales amañadas, como sabemos, sino que pretenden colocar toda su clientela, seudosocialista, de un plumazo, en diputaciones regionales y en concejalías, para conformar el “Estado comunal”, con un dizque reelecto presidente. Tanta mediocridad y maldad es difícil de implementar simultáneamente, y seguramente las continuarán haciendo de a poco. Todo el mundo sabe, incluso sus contados partidarios, o cómplices, que solo pretende mantenerse en el poder al negociar persistentemente con una cúpula militar corrupta, incapaz de dirigir la recuperación del bienestar del país; más que corrompidos son traidores al legado del verdadero Bolívar, que comen y beben mientras el país se desmorona ante los ojos de la castro-receta.

Con la nueva “sorpresita” de dirigirse a los que por condición orgánica, de nacimiento o percance, no le es posible escucharles sus mentiras, les han impuesto su “hegemonía comunicacional” para dirigirse electoralmente a ellos, mediante el lenguaje de señas. Creen que manejan así “nueva agenda”, distrayéndonos  en observarlos, hablar de ellos y en responderles. ¡No conciudadanos venezolanos! Nuestra agenda debe ser otra, y es luchar hasta rescatar la libertad, ¡que es rescatar la dignidad de la vida misma!       

Honremos a cientos de miles de nuestras mujeres y el futuro que han llevado o llevarán en sus vientres; aquí, en nuestro territorio venezolano. Recordemos el ejemplo de la intérprete de señas Adriana Urquiola, quien en estado de gravidez fuera asesinada por uno de sus esbirros empistolados, y que en mala hora se apellida Bolívar (Ver mi artículo del 27 de marzo de 2016, El Nacional: “Bolívar asesino del presente y del futuro”).

La errada orientación estratégica de los tiempos, la pertinencia de una competencia electoral contra un régimen tiránico. ¿Cuándo es viable o cuándo deja de serlo? Pero aún más, ¿cuándo es pertinente la propia competencia entre una oposición?, como en la llamada MUD, o cuando no se puede realizar porque estaría por encima de los intereses del bien común del país. No comprender esto a cabalidad hizo sumo daño a la lucha de liberación de la nación venezolana. Ello ha arrojado a miles de compatriotas hacia el éxodo, en huida como respuesta ante el desastre, por no encontrar una dirección consistente en dicha lucha. Ahora es menester definir una red amplia, más allá de partidos políticos pero con los que asuman su responsabilidad también, sin atención a intereses parciales de sus miembros, como en el Parlamento, por ejemplo, para que nos fundamos en una unión de movimientos por la liberación de Venezuela. Es ese frente nacional por la libertad del que hablamos. En esa fase de la lucha estamos, y es necesaria su inmediata implementación.

¿Cuál, cómo y cuándo será la salida que tengamos el coraje y sabiduría de hallar para parar esta locura? En silencio, con o sin señas, con gritos o con bazuca, asesinan a miles de venezolanas y venezolanos: jóvenes como Neomar Lander, mujeres como Adriana Urquiola o Lisbeth Ramírez Mantilla, con su bebé también en vientre cuando la asesinaron junto a Oscar Pérez. Asesinan, día a día, a lactantes, viejitos, enfermos graves por escasez de recursos, que son los mismos que se han robado de manera vulgar y traicionera.

He propuesto, como miembro activo de la sociedad civil, la conformación de una red mundial por la libertad de Venezuela, dentro y fuera del territorio. A esta red se deberán integrar oficiales retirados y activos de nuestras fuerzas armadas patriotas, de inmediato. Desobedeciendo al más que irresponsable, genocida, régimen de Nicolás Maduro y sus adláteres. Desde el 19 de Abril y en conmemoración de nuestra libertad no deberán implementar ese fraudulento “Plan República».

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