Las indignantes noticias sobre la represión desatada en contra de los compatriotas que legítimamente protestan la ruptura del hilo constitucional le conminan a usted, como ministro de Defensa y comandante estratégico operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, a cumplir el juramento que un día hiciera en la Academia Militar. Ante el oprobio de un gobierno corrupto, ineficiente, incapaz, impopular y hoy inconstitucional – tal como lo señalara la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz – tiene una enorme responsabilidad ante la historia, ante nuestros conciudadanos y nuestra República.

Quisiera recordarle el juramento que el comandante Hugo Chávez tomó en diciembre de 1982, y el cual serviría como inspiración y base para el movimiento insurgente del 4F:

 “Juro, por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor, que no daré tranquilidad a mi alma ni descanso a mi brazo hasta no ver rotas las cadenas que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos. ¡Elección popular, tierras y hombres libres, horror a la oligarquía!”

Nuestro país requiere una inmediata reconducción, pues se encuentra oprimido por el yugo de una tiránica oligarquía cleptócrata, mientras nuestros compatriotas hurgan migajas que comer en los basureros, mueren  por falta de medicamentos, o caen abatidos por el hampa imperante.

Espero que no tome estas líneas con ligereza, sino como un urgente llamado a repensar su papel como general en jefe de la Fuerza Armada Bolivariana, una obligatoria invitación a reconducir la actuación de sus mandos ante la protesta legítima en las calles de nuestro país. La vía para un mejor mañana no puede exigir el cercenamiento de la vida de jóvenes que apenas comienzan su aporte a la patria, jóvenes idealistas llenos de ilusión y quienes confiaron en el respeto a los derechos humanos en sus manifestaciones de protesta, jóvenes que creyeron en la advertencia que el Libertador hiciera a los soldados de la patria de jamás voltear sus armas contra el pueblo. Ha llegado el momento de retomar la conducción democrática del país por vía pacífica, apegándose al legado de nuestra historia y restableciendo a la brevedad el respeto a la Constitución nacional.

Usted tiene en sus manos las riendas de este corcel desbocado. Cumpla su papel con la historia, con la patria, y use los medios que tiene a su disposición para restablecer el orden constitucional. No sea cómplice de esa oligarquía que le utiliza a usted y a sus mandos para someter al pueblo  violando la Constitución y sus principios. No permita que con subterfugios y pantomimas, como el fraudulento llamado a una Asamblea Constituyente, se perpetúe la opresión de Venezuela. Haga honor a su divisa y no deje que otros sin su investidura tomen el control de la institución o de sus subalternos.

 


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