Carlos Ramírez López

Proclama de la capitán (AV) rebelde

“…como mujer venezolana que soy con corazón, fuego y espuela, no lograrán callarme, ni doblegarme, aunque quieran disminuirme físicamente y espiritualmente no lo lograrán; estoy con Dios que me protege ante la ruindad de estos tiranos. ¡No tengo miedo de actuar en defensa de mis creencias y principios y de querer una mejor Venezuela…!”.

La capitán de la Fuerza Aérea Venezolana, doctora Laided Salazar, fue detenida en abril de 2014 acusada de participar en una conspiración contra el régimen de Nicolás Maduro. Junto a ella fueron también apresados otros ocho oficiales de la aviación. Fue “ruleteada” por varios centros de reclusión, se le torturó de distintas maneras y en esos simulacros de juicios que hacen bajo la inconstitucional figura de la “justicia militar” que usa la dictadura, fue condenada a ocho años y siete meses de prisión. Las únicas pruebas esgrimidas en su contra fueron tres declaraciones de testigos que decían haber estado con ella en una reunión conspirativa. Fue defendida por el abogado Carlos Javier Salazar, quien incansablemente denunció las infames condiciones en que se mantenía presa a la funcionaria, cuya madre clamaba porque se le diera un trato humano pues estaba desfalleciendo del hambre al punto de que se encontraba esquelética y pesaba apenas 35 kilogramos.

Desde la clandestinidad clama por sus compañeros presos

Las reiteradas denuncias sobre el deterioro de la salud de la capitán alcanzaron tan alto nivel que años después de su detención le dieron casa por cárcel, y en julio 2018 logró fugarse hasta un lugar seguro donde ahora se encuentra libre y, como siempre, valiente, de lo cual es resumen la proclama que encabeza este artículo. Esta mujer reclama mayor atención para los militares prisioneros del régimen que están pagando con la libertad su exigencia por la restauración de la democracia. Tiene contabilizados a 169 de ellos, y me ha entregado el listado con el pedido de que lo haga público, que, por razones de espacio, lo hago en mi blog carlosramirezlopez.com

Sobre la estructura judicial militar

El Código Orgánico de Justicia Militar por el cual el régimen simula juicios es de origen y estructura dictatorial en cuanto otorga atribuciones al Poder Ejecutivo para nombrar jueces y fiscales. Así, por ejemplo, recientemente el ministro Padrino López, invocando el mandato “del ciudadano presidente de la República”, emitió una resolución publicada en Gaceta Oficial Nº 41305, del 21 de diciembre de 2017, por la que destituyó al presidente de la Corte Marcial y del Circuito Judicial Penal Militar, general (Ej.) Henry Timaure Tapia, y lo sustituyó por quien venía ejerciendo el cargo de fiscal general militar, el también general (Ej.) Édgar Rojas Borges, funcionarios que igualmente habían sido designados por el Poder Ejecutivo en abierta usurpación de atribuciones que corresponden al Poder Judicial (nombrar jueces) y a la Asamblea Nacional (nombrar fiscales del Ministerio Público). Esa mal llamada jurisdicción militar gomecista da atribuciones al Poder Ejecutivo para intervenir en actos propios de la instrucción de causas y en las sentencias.

Demandé la nulidad de esa normativa sobre la justicia militar

En enero de 2018 introduje una demanda ante el TSJ en el exilio planteando la nulidad de todos esos amañados procesos que mantienen en prisión a 169 militares y a un numeroso grupo de civiles, esto a pesar que la CRBV en su artículo 261 dispone que: “La competencia de los tribunales militares se limita a delitos de naturaleza militar”. La demanda se admitió, la ponencia fue elaborada, y aprobada por todos los magistrados menos por el presidente, doctor Miguel Ángel Martín Tortabú, a quien desde el mes de abril se le entregó para que ordenara su publicación, pero por extrañas e inconfesables razones se ha negado a cumplir con ese deber, lo cual se le ha demandado pública y privadamente sin que dé respuesta. La actitud del magistrado presidente impide a las víctimas de esa “justicia militar” de la dictadura contar con un argumento de peso para reclamar nacional e internacionalmente.

En resumen

En las prisiones está encendido el fuego de la rebeldía que también se esparce por los cuarteles aun cuando no parezca, pero lo está, y en cualquier momento amanecerá la libertad entre abrazos unidos de militares y civiles que como dijo la capitán Laided, “son corazón, fuego y espuela”.


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