Estrenada en 1991, gracias a un montaje dirigido por José Ignacio Cabrujas, Los hombros de América de Fausto Verdial significó la aproximación de su autor, con su experiencia personal como inmigrante español, hacia una exótica y lejana tierra que le acogió, permitiéndole desarrollar su vida lejos de su país de origen.

Estructurada en tres actos, la pieza repasa a través de ellos momentos de la historia española, ubicados en los años de 1975, 1977 y 1984. A partir de la muerte de Francisco Franco, ocurrida el 20 de noviembre de 1975, pasando por las primeras elecciones generales realizadas tras la dictadura, hasta la consolidación de los socialistas en el poder, luego del triunfo de Felipe González en los comicios realizados en 1982.

Como una especie de sainete, Verdial escribió en tono de comedia la historia de unos españoles que se enfrentan a la posibilidad de retornar a su país una vez desaparecida la causa que les hiciera tomar la decisión, años atrás, de dejar su casa emprendiendo una aventura que les haría cruzar el océano.

A través de dos familias, una conformada por una pareja española con una única hija y la otra por un español con una criolla, con un solo hijo, será esa nueva generación nacida acá la que consolide la raíz de su asentamiento en Venezuela, en una época de oportunidades, donde aún no se vislumbraban los difíciles años por venir y el éxodo masivo de venezolanos, en búsqueda de oportunidades de vida, al menos con cierta dignidad, más allá del país que les vio nacer o al menos crecer.

“Las montañas de Venezuela son los hombros de América”, escribió el poeta Rafael Alberti en su texto Costas de Venezuela. De allí proviene el título escogido por Fausto Verdial para identificar su primera obra como dramaturgo, que a 27 años de su estreno nos enfrenta nuevamente con el difícil acto de la migración, que para algunos supone la inconformidad de no ser “ni de aquí ni de allá”, al permanecer anclados en recuerdos de situaciones que por la propia historia cambian.

Nacido en Madrid el 11 de enero de 1933 y fallecido en Caracas el 19 de octubre de 1996, Fausto Verdial supo desarrollar como actor, director y dramaturgo una particular obra que dejó huella importante en el teatro venezolano, más allá de su colaboración en emblemáticas obras de su amigo José Ignacio Cabrujas, entre las que destaca su inolvidable Pío Miranda de El día que me quieras.

Héctor Manrique propone una nueva y efectiva lectura de la obra, a propósito de la actual situación venezolana, contando para ello con la colaboración de Carolina Rincón en la producción, de Eva Ivanyi en el vestuario y de José Jiménez en la iluminación, junto con un destacado grupo de intérpretes que integran Martha Estrada, Stefany Frade y Marcela Girón, junto con Pedro Borgo, Juan Carlos Ogando y el propio Manrique.

“Venimos de la noche y hacia la noche vamos”, escribió Vicente Gerbasi en su poema “Mi padre el inmigrante” como homenaje a su progenitor, venido desde lejanas tierras italianas, como tantos otros europeos, que encontraron en Venezuela la posibilidad de trabajar, formar familia y contribuir con el desarrollo de un país posible que parece alejarse, pero en el que aún algunos soñamos con recuperar más temprano que tarde.

@jose_pisano


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!