Resulta arduo, escandaloso e incómodo enumerar la inmensa cantidad de calamidades que se han cernido sobre Venezuela bajo el paragua del “socialismo del siglo XXI”. Al intentar recopilar la cantidad de desastres que nos acongojan como sociedad, como familias, como individuos, resulta poco menos que nauseabundo realizar un lista de ellas, para definir nuestra situación actual y sus perspectivas.

Cuando nos preguntamos cómo llegamos a la presente situación, en la que se superponen tantas desgracias juntas y concurrentes, es porque contra todo pronóstico las cosas han salido mucho peor de lo que esperábamos. Y es esta la característica esencial que define al castro-chavismo-madurismo. No es tanto que algunas cosas salgan mal, esos son errores y sucede a menudo; sino que todos los acontecimientos han ido “mucho peor de lo que esperábamos”, eso sí que es una situación de calamidad pública y generalizada.

El país más rico de Latinoamérica por sus potenciales energéticos-mineros, hoy se encuentra en bancarrota; el Estado hispanoamericano con mayores ingresos en divisas per cápita, actualmente es una patria morosa mendigando y entregando bienes públicos en forma de empeño a sus avariciosos “aliados”: Rusia y China. Hasta su más cercano “país amigo”, Cuba, hoy se alza con el botín y nos arrebata cualquier derecho con la refinería de Cienfuegos.

Duele en el alma darse cuenta de que el puente humanitario ha dejado de ser una opción en una negociación y se ha convertido en una urgencia colectiva cuyas respuestas son mucho más que imprescindibles, representa una necesidad y exigencia de vida o muerte para millones de ciudadanos. Venezuela bajo el socialismo del siglo XXI, a 19 años de su instauración, no puede sobrevivir sin que se manifieste la ayuda humanitaria de la comunidad internacional.

Sabemos de la obstrucción a ese puente humanitario de quienes hoy hacen lobby para impedirla. La ayuda en este sentido representa una seria amenaza a quienes, civiles, militares y comerciantes asiáticos, hoy se lucran de la importación de alimentos de primera necesidad. Si alguna consigna deben asumir los negociadores de la MUD en Santo Domingo es ser firmes en el tema de la ayuda humanitaria. Demuestren su sensibilidad en esta urgente e impostergable situación.

Recuerden que la revolución carece de humanidad; su leitmotiv consiste en mantenerse en el poder para darle rienda suelta a sus perversiones, además de hacer negocios. Hoy asistimos a la más cruenta de sus perversidades. Ya no se trata de desatender sus responsabilidades con los niños, su salud y nutrición. Hoy en fase herodiana, el régimen les impide a 130 niños venezolanos reunirse con sus padres, también venezolanos, para pasar la Navidad en Perú. Su forma de hacer y producir calamidades es inagotable. Ya no basta con sufrirlas y contabilizarlas.

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@omaravila2010


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