Lo que falta. El martes pasado, Osmel Sousa prendió el rancho y viajó al Carnaval de Río de Janeiro. El hacedor de reinas posteó su renuncia mediante un mensaje de 72 palabras, al que le sucedió un comunicado de la Organización Miss Venezuela, de otras 97 palabras, lamentando la decisión. Así, con 169 vocablos, transmitidos por las redes sociales y reproducidos por medios nacionales e internacionales, finalizó una relación de 37 años que se resume en el programa más visto de la televisión venezolana desde los años ochenta y en la ubicación del país como potencia en materia de belleza femenina. Triste manera de cerrar un capítulo tan importante del medio artístico nacional.

En medio de la llamarada han surgido muchas hipótesis de las razones que llevaron al zar a cambiar de opinión, después de haber declarado, hace menos de un año: “De aquí me sacarán para el cementerio”. La confirmación de una u otra permanecerá en suspenso hasta después de que finalicen las festividades en honor del rey Momo, pues círculos íntimos del controvertido personaje aseguran que ofrecerá una rueda de prensa para hablar del pasado y del futuro.

También hay voces que señalan que el Miércoles de Ceniza habrá respuesta para la otra gran pregunta relacionada con esta noticia: ¿quién ocupará el cargo vacante en la fábrica de reinas? Algunos comentarios afirman que la decisión está tomada y que será alguien que asumirá con su propio equipo de trabajo.

Mientras llega el momento suceden cosas detrás de los bastidores. Primero fue la prohibición expresa de hablar de Sousa en cualquier espacio de Venevisión y después la orden de empacar todas sus pertenencias personales en la Quinta Rosada, directriz que comenzó a ser ejecutada el jueves. Esto último podría convertirse en centro de un gran conflicto al tratar de discriminar cuáles son esas “pertenencias personales” y cuáles son propiedad de la organización, porque muchos objetos tienen carácter patrimonial.

Según fuentes informadas, las instrucciones dadas al personal de la organización fue embalar y trasladar los trajes de las reinas que estaban en el lugar al departamento de vestuario de la televisora. Pero hay un gran detalle: esas prendas fueron obsequiadas a Osmel a título personal, igual que las coronas y buena parte del mobiliario, por lo cual cada parte deberá demostrar su derecho de propiedad.

Por todos los rumores que han surgido y por lo que está ocurriendo es fácil pronosticar que falta ver la cara más fea del mítico certamen de belleza.


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