No recuerdo bien cuándo vi el primer desnudo. Supongo que pudo ser en un manual de arte o un museo. Claro que a mí me tocó vivir una época en la que aprendíamos las cosas en los libros de papel, las escuelas y las bibliotecas. Además de estas ventanas, nuestra otra enciclopedia era la televisión. Hoy la gente aprende sin querer a través de Internet.

Vivimos con prisa y apenas se nos escapan los misterios. Somos muy listos. No se nos resiste nada. La geografía vive encerrada en un juguete del tamaño de una pequeña biblia que abrimos con un toque de nuestros dedos. Si ocurre algo en Etiopía, un terremoto en México o un descarrilamiento de trenes en un pueblo de Canadá vamos a enterarnos en segundos. Estamos conectados en un mundo globalizado. El mundo es un pañuelo, desde luego.

Con todo esto quiero llegar a la noticia que leía en la prensa española y que contaba la desagradable situación de un profesor en un colegio americano. El titular decía así: “Despiden a un profesor de historia del arte en Utah por utilizar desnudos en el aula” (ABC, 3-01-2018). Mateo Rueda, profesor de arte, impartía clase de arte a sus alumnos de sexto grado (alumnos de 11 y 12 años) empleando el material de fichas de cuadros disponible en su centro escolar. El colegio había adquirido una herramienta de imágenes entre las que se encontraban las obras vistas por los chicos –Ingres, Boucher– y en las que se ve el cuerpo desnudo de la mujer.

Todo parece indicar que el profesor no controló la libertad de acción de sus pupilos y estos accedieron a imágenes de la plataforma de arte, que conviene recordar, la escuela había comprado. No obstante, algunos de los padres de estos adolescentes se escandalizaron ante el daño que la contemplación de una mujer sin ropa podría causar a sus hijos. Consideraron que esta asignatura, Historia del Arte, resultaba poco educativa y muy pornográfica. La consecuencia inmediata fue el despido de Mateo Rueda.

Afortunadamente, no todos pensamos de la misma manera. El profesor ha recibido ya el apoyo de otros padres, yo espero que reciba el apoyo de alguno de sus alumnos también, y el aliento de quienes entienden que el arte no es moral. Sea como sea, nadie protegerá a esos adolescentes de la ignorancia mejor que un profesor que quiera enseñarles Historia del Arte con honestidad.

Actualmente los chicos viven atrapados en un sinfín de imágenes violentas, atentados y pornografía editados y publicados por cualquier individuo con o sin escrúpulos que tenga a su alcance una cámara y conexión a Internet. Yo, que también soy profesor, me atrevo a pedirle, amable lector, que entre a ver los cuadros de desnudos a los que estuvieron expuestos esos adolescentes en la escuela de primaria de Utah. Juzgue usted mismo: Modigliani, Ingres, Boucher, Bronzino.


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