El drama migratorio es una realidad que afecta al mundo entero. Y así, como es propio de cada región, también lo son quienes intentan aprovecharse de estas crisis al darle un giro político que solo les beneficie en sus proyectos egocentristas.

El desplazamiento de millones de venezolanos es un reflejo de ello. Para los autores de la destrucción del país, la migración venezolana se ha convertido en un juego de dimes y diretes contra otras naciones, y así evitan atacar la verdadera raíz y desvían la mirada hacia otra dirección.

En pose de fingida sensibilidad o, mejor dicho, de doble cara, Nicolás Maduro, quien ha batido el récord mundial en materia de forzar el desplazamiento de la población de su país, enjugó sus cínicas lágrimas de cocodrilo con una manifestación de “dolor” ante la caravana de casi 7.000 migrantes que caminan por México para ingresar a Estados Unidos.

La migración de ciudadanos, en cualquier parte del mundo, merece toda la atención y las gestiones responsables para erradicar los factores que ocasionan el abandono desesperado de ciudadanos de su país natal. Pero es un monumento a la cara dura que estas palabras compasivas salgan de la boca de quien ha construido la mayor fábrica de migrantes, alrededor de 3,5 millones de desplazados en los últimos 4 años. Una burla repudiable.

Maduro actúa como el culpable que, al verse descubierto, busca ocultar las desgracias que ocasiona, maximizando problemas ajenos. La caravana centroamericana también acusa a Maduro, quien no podrá interrumpir la presión internacional para evitar que su régimen continúe la violación masiva y sistemática de los derechos humanos a todo un pueblo.

¿Habrá una solicitud de perdón de Maduro para las familias de los cientos de venezolanos que han muerto de manera trágica en su travesía hacia la libertad y el derecho de vivir?

Más allá del show que protagonizan con el Plan Vuelta a la Patria, ¿a quienes hoy tienen secuestrado al país realmente les interesa velar por los derechos de los compatriotas en el exterior? Es evidente que no.

Lo que el régimen prefiere es librarse de las acusaciones de la comunidad internacional por su responsabilidad absoluta en la crisis migratoria con el ataque constante a quienes le adversan. Los demócratas del mundo no se lo permitirán. Basta de politizar un drama que nos compete a todos y requiere de urgente atención.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!