Delcy Rodríguez funge como vicepresidente prestada del madurismo usurpador después de abandonar el mamotreto ilegal e ilegítimo de la “constituyente”, en el que dejó con funciones de “Popy” a Diosdado Cabello para que la cúpula madurista terminara riéndose de la serie que protagoniza el autodenominado “hijo de Chávez” al estilo de “Capitán Cavernícola”, en la cual un mazo es su principal herramienta.

En efecto, desde esa “vicepresidencia”, Delcy Rodríguez hace unos días aseguró que la ayuda humanitaria que se tiene previsto ingrese a Venezuela el 23 de febrero se encuentra “envenenada”, es decir, palabras más, palabras menos, lo que quiere tratar de decirnos tal “funcionaria” es que su afirmación quiere evitar que las personas terminen muriendo si se les ocurre ingerir tal ayuda.

O sea, cuando implícitamente Delcy Rodríguez se atreve a asegurar tal característica en esa ayuda que curiosamente también la define como humanitaria, no solamente entra en una terrible contradicción en virtud de que algo no puede ser humanitario, y menos si ese algo está “envenenado”. Además, cómo pretende la susodicha usurpadora influir en el pensamiento de las personas que están dispuestas a recibir esa ayuda, cuando esa “funcionaria” ni siquiera ha tenido palabras de credibilidad en el ámbito internacional, al punto de que siendo “canciller” intentó saltar una ventana –como si fuera “Chita”, la mona de la llamada serie Tarzán, el rey de los monos para entrar en un recinto diplomático donde había sido rechazada en representación de Venezuela como parte de la directiva del Mercado Común del Sur (Mercosur).

Igualmente, otra de las contradicciones que deja al madurismo como auténticos estúpidos en materia política, y en este caso a Delcy Rodríguez, es que esa ayuda humanitaria además de “envenenada” apenas sería por 20 millones de dólares, y que la misma sería una especie de “limosna”. Verbigracia, cuando asegura que la ayuda humanitaria es por esa cantidad de millones de dólares, y a su vez también afirma que ese monto representa una limosna, pues el madurismo está reconociendo de manera absoluta e inobjetable que ha convertido en limosneros a 4 millones de empleados públicos, a quienes les paga en promedio un salario mínimo que a tasa oficial apenas llega a los 5 dólares, lo cual totaliza 20 millones de dólares mensuales. O lo que es lo mismo, si la ayuda humanitaria es una limosna porque serían 20 millones de dólares, entonces es evidente que los trabajadores apenas recibimos una limosna del régimen que dice “proteger” a los venezolanos.

Nadie puede justificar su propia torpeza. Sin duda que la ayuda humanitaria está envenenada para el madurismo, porque el hecho de que tales donaciones ingresen al país no solo dejará en evidencia las inmensas necesidades económicas y sociales que afectan a la mayoría de los venezolanos, sino que además será una tremenda derrota política que seguirá desnudando al madurismo en la pérdida de poder, porque no habrá manera ni de confiscar la ayuda que ingrese por vía individual o colectiva, y menos pretender que veamos una represión que se origine desde la Fuerza Armada.

¡Delcy Rodríguez tiene razón! La ayuda humanitaria está envenenada en todos sus componentes socio-históricos para la cúpula que usurpa el poder en Miraflores porque no solamente se podrá ver a miles y miles de venezolanos ingresando al país con alimentos, medicinas y artículos de higiene personal, sino que habrá una avalancha del pueblo que mostrará al mundo el rechazo in crescendo que tiene Nicolás Maduro y los panegíricos que conforman su reducto de bazofia política, a quienes al parecer ya ni siquiera les da vergüenza reconocer públicamente que han convertido a los venezolanos en limosneros.


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