El régimen venezolano luce como un avión que se quedó sin gasolina. El piloto tercamente insiste en mantener una ruta que lo llevará a estrellarse. Puede desviarse y planear hasta alguna pista que salve a los pasajeros; pero no, insiste en dirigirse a un destino al cual le resulta imposible llegar e inevitablemente se vendrá a pique.

¿Cuál es la situación actual de Venezuela?

En primer lugar, su economía colapsó. Cabe esperar que este año el PIB caiga en una cifra que puede oscilar en torno a 23%. En cinco años el tamaño de la economía venezolana se habrá contraído a menos de la mitad.

La inflación, incontenible, campea por sus fueros. Ya padecemos la hiperinflación más alta del mundo y, al proyectar las cifras, algunos economistas, como Pedro Palma, Asdrúbal Oliveros y Alejandro Grisanti de Ecoanalítica, calculan que podría sobrepasar la cifra de 4.126.000%. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (prudente porque basa sus cálculos en cifras oficiales), la proyecta en 10.000.000% para 2019. Pero ese nivel, incomprensible, se queda corto frente a los cálculos de Ricardo Hausmann, quien desde la Universidad de Harvard pronostica para ese año 44.000.000% para ubicarse entre las más altas que ha conocido la humanidad.

La inflación es por definición un espiral que, a menos que se introduzcan correcciones drásticas, cobra fuerza. Eso está ocurriendo. La inflación venezolana está en fase de aceleración y en los próximos meses va a adquirir mayor velocidad porque en el último trimestre se pagan aguinaldos, bonos, misiones y el gasto público se desboca. Incluso se prevé un nuevo aumento de salarios que será como arrojar gasolina al fuego de la inflación.

La Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional anunció que en octubre la inflación alcanzó 148%. Si por definición hablamos de un espiral ascendente, en los próximos meses ha de crecer sustancialmente.

A los efectos del cálculo de la inflación de los próximos 12 meses, la fórmula a aplicar es: (1+interés promedio mensual)^12-1 x100.

De la fórmula anterior y suponiendo que la inflación promedio mensual se comporte conforme a su definición y vaya adquiriendo velocidad, se desprende que incluso los cálculos de Hausmann podrían resultar conservadores.

El crecimiento de la liquidez monetaria, producto de la emisión incontrolada de dinero digital por parte del Banco Central para financiar el gasto público, es la causa fundamental del cáncer hiperinflacionario que padecemos. En lo que va del año esa liquidez ha crecido más de 19.500%.

Hay muchísimos bolívares tratando de adquirir una cantidad de bienes cada vez menor en el mercado, lo cual conduce al crecimiento desbordado y sostenido de los precios. Ahora bien, al no encontrar bienes que comprar en el país, inevitablemente esos excedentes monetarios se desvían a la compra de dólares en el mercado paralelo. El resultado será un aumento del dólar en ese mercado cuyos niveles ni siquiera me atrevo a vaticinar por esta vía.

Los campos, después de un grotesco carnaval de expropiaciones, están semiabandonados e improductivos. Infinidad de industrias cerraron sus puertas. La contracción de las importaciones gravita severamente sobre el sector manufacturero que carece de materias primas, insumos y repuestos.

Todo lo anterior se ve agravado por el derrumbe de la producción petrolera que en 12 meses ha declinado en 650.000 b/d y que pronto se ubicará por debajo de 1 millón de b/d. La Agencia Internacional de la Energía afirma que se encuentra en “caída libre”. El sector aporta 96% de las divisas que ingresan al país.

Al combinar los factores mencionados: hiperinflación desbordada, contracción del producto interno bruto, devaluación incontrolada, escasez creciente de alimentos y medicinas, caída libre de la producción petrolera, empobrecimiento severo de la población, y a todo ello le agregamos el aislamiento internacional creciente del régimen, el default y la migración de venezolanos que ya supera los 3.000.000 de ciudadanos, comprenderemos el panorama desolador en que el régimen ha hundido a Venezuela.

El avión se quedó sin gasolina. Inevitablemente se vendrá a pique.

@josetorohardy


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