La autonomía no puede ser vista como una simple ideología, sino como el estado del individuo, alcanzable a través de un proceso que experimenta, en el trayecto de su vida, producto del resultado de sus transformaciones internas. A pesar de esto y de representar una metamorfosis subjetiva, es un aspecto que influye de forma directa en el entorno social. Cabe decir que, al hablar específicamente de la mujer, esto interviene de manera evidente en las distintas dimensiones en las cuales requiere desarrollarse.

En esta era moderna, es importante procurar que las féminas se transformen en individuos con existencia propia, con metas establecidas que les permitan avanzar y consolidar su bienestar. Con la finalidad de lograr su progreso, se necesita superar muchos retos presentes, ayudándole así a cumplir con su derecho de prosperar y contar con acceso a recursos que faciliten su progreso individual, especialmente, tomando en cuenta las diferencias que tiene que afrontar debido a su género, las cuales les obliga a relegar sus prioridades, necesidades e intereses.

La intención no debe ser propiciar un enfrentamiento con el género masculino. Lo ideal es buscar la igualdad y combatir la discriminación que está presente en algunos países, donde dominan estas diferencias, en los que todavía se manifiestan fuertes barreras. Es vital consolidar su autonomía de manera que le brinde conciencia de su propia salud, de sus derechos sexuales, reproductivos, a la movilidad, a ser independientes del hombre, desde el punto de vista económico, sexual, afectivo, cultural, entre otras formas.

La mujer debe permitirse la libertad de existir por sí mismas, ser individuos absolutos, autónomos, así como lograr liberarse de aspectos como la violencia, la discriminación, riesgos al abuso de todo tipo. Sin embargo, para conseguir esta transformación, se debe nivelar con respecto a los privilegios presentes en cuanto al sexo masculino. Por otro lado, es importante luchar en contra de los mitos, en favor de la igualdad de poder, motivar una reflexión orientada a esa ardua labor para darles el lugar que les corresponde a las féminas.

No obstante, la transformación cultural, social, política que facilitará la autonomía de la mujer se ha desarrollado muy lentamente en el mundo, incluso en algunos casos se ha manifestado un retroceso de ciertos avances alcanzados. Por esta razón, se requiere redefinir la forma de abordar políticas, ampliar alianzas con distintos sectores, redimensionar el debate en torno al tema, reforzar la defensa de la igualdad y de sus derechos como ciudadano.

Muchas veces, a la mujer se le impone la maternidad en contra de su voluntad, se le secuestra el poder de decisión sobre sus cuerpos, no cuentan con acceso a la enseñanza primaria de manera igualitaria, sufren discriminación, violencia en muchos lugares del mundo, así como tantas otras limitaciones. Sin duda, la igualdad de géneros debe ser considerada como un derecho fundamental para lograr ese equilibrio necesario en la sociedad y avanzar hacia la consolidación de esta independencia deseada.


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