Luis Vallenilla

En el año 1959 publiqué en este diario el artículo titulado “¿Pensamos acaso en los aspectos positivos de la vida nacional?”. Hacer miles de copias de este artículo fue una decisión hecha por el Dr. Ramón J. Velásquez, entonces ministro secretario del recién comenzado gobierno de Rómulo Betancourt.

En 1960 –en vista de que había un gran pesimismo sobre la situación económica del país– y contando el suscrito con el decidido apoyo de Arturo Uslar Pietri y de Carlos Eduardo Frías, director y presidente respectivamente de la agencia de publicidad ARS (cuyo lema principal era “Permítanos pensar por usted”), en mi carácter de presidente de la Corporación Venezolana de Fomento y contando con la anuencia del presidente de la República, lancé a la nación un programa titulado “La marcha de la prosperidad”, que supuso una serie de trabajos y que contribuyó a encaminarla por la senda de la prosperidad.

En la década de 1970 lancé un mensaje a la juventud titulado “El futuro es ya” que, emulando al gran poeta nicaragüense Rubén Darío quien en su poema “Canción de otoño en primavera” tiene la estrofa “Juventud, divino tesoro, ¡ya te vas para no volver! Cuando quiero llorar no lloro… y a veces lloro sin querer”. En ese mensaje traté de estimular a la juventud de entonces, dándole algunos consejos, los cuales considero que hoy tienen tanta o mayor vigencia que entonces. También en ese mensaje señalé que es relativo –como ocurre con tantas verdades de la vida– el tema de que la juventud se va para no volver, porque las gentes mayores a veces recuperan la juventud.

A principios del presente siglo inicié, con un equipo muy profesional, el “Megaproyecto Turístico, Agropecuario, Industrial y Minero”, cuya primera versión estuvo lista el 2 de junio de 2002, y en cuya última versión he trabajado en los años 2015 y 2016, la cual estuvo lista el pasado mes de abril. Dicho megaproyecto está basado principalmente en la promoción del turismo en el país, para lo cual resulta indispensable que el nuevo gobierno democrático implante una serie de medidas destinadas a la seguridad de venezolanos y de los extranjeros, y para que comience a ingresar al país una creciente corriente de turistas. Ese megaproyecto, que equiparo a un programa de gobierno, supondría a corto plazo una histórica diversificación de los ingresos de Venezuela que –sobre la base de mantener nuestra actividad petrolera reestablecida– impida al país seguir dependiendo de la totalidad de los ingresos provenientes de la misma. Significa también la reconstitución de las actividades agropecuarias, industriales y mineras, para lo cual será indispensable que el nuevo gobierno asegure un gran financiamiento por parte de organismos financieros multilaterales y de otros países: esto, que ya ha sido planteado inicialmente, y sería asumido formalmente por el nuevo gobierno.

Contempla también este megaproyecto el desarrollo del gran “turismo de aventura” en el golfo de Paria y, muy especialmente, en Guayana: en el Salto Ángel y en el Parque Nacional Canaima. Los turistas ingresarían a Margarita por cruceros y se trasladarían por la misma vía a Maracaibo, de allí a los médanos de Coro; y por una flota de helicópteros, sobrevolaría los campos y refinerías petroleras, así como la Zona Industrial de Valencia. Luego, dichos turistas se trasladarían a Caracas y a Puerto La Cruz, desde donde volarían, también por una flota de helicópteros, a Canaima.

Contempla asimismo este megaproyecto la instalación de nuevos hoteles y “churuatas” (hoteles especiales adaptados a las zonas) en Ciudad Bolívar, en Ciudad Guayana, en las vecindades del Salto Ángel y en la Gran Sabana, dentro de paquetes de turismo a confeccionarse oportunamente; la terminación del proyecto del Margarita Golf; la construcción de la línea férrea “Expreso del Sur” entre Carúpano (previamente acondicionado) y Ciudad Guayana, para el acarreo de turistas y de los productos de la industria pesada en los alrededores de dicha ciudad. Se contempla asimismo la intensificación del turismo tradicional en Margarita, en las islas antillanas holandesas y en el archipiélago Los Roques.

Finalmente, en este muy apretado resumen del megaproyecto, se prevé la instalación en Ciudad Guayana de la Universidad Ecológica Orinoquia –que no tiene antecedentes en el mundo– y que tendría como fin primordial la enseñanza y capacitación de los estudiantes y la producción de normas, planteamientos e informaciones ecológicas. También se vislumbra la alianza entre Venezuela y Brasil para la explotación conjunta de los inmensos recursos de la Orinoquia y de la Amazonia.

Lo anterior es harto difícil, pero no imposible.

En 1999 formé parte de la Asamblea Constituyente, llevé a cabo la coordinación ejecutiva del grupo de constitucionalistas encargado de preparar el proyecto de Constitución y asumí la Vicepresidencia de la Comisión Constitucional de dicha Asamblea; a todo lo cual dediqué una callada labor como constituyente, como coordinador ejecutivo de los constitucionalistas y como vicepresidente de la citada Comisión. Asimismo, asumí una parte de las actividades del presidente de esa Comisión presidencial que correspondían a su presidente Hermann Escarrá, quien las descuidó a fin de relacionarse intensamente con los representantes de los medios de comunicación, con el fin de exaltar su persona públicamente.

El proyecto de Constitución fue entregado en diciembre del mismo año por la Comisión Constitucional al presidente de la República, y luego fue discutido y aprobado por la Constituyente en pleno.

Por otra parte, debo señalar que nuestros valerosos jóvenes acaban de asumir su papel histórico de representantes de la nueva generación, desgraciadamente con una muy penosa baja en sus filas; y también que las mujeres han reafirmado su presencia como sector fundamental del país; estas celebraron su aniversario el domingo 14 de mayo.

Finalmente observo que, cuando uno analiza a fondo el hecho de la mayor cercanía geográfica que tiene Venezuela con el eje industrial y político mayor del mundo, el de la costa este de Estados Unidos, con su inmenso poderío industrial y político, puede comprender bien el enorme porvenir que, bien aprovechado, tiene Venezuela a relativo corto plazo.


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