Es grande el esfuerzo que en la actualidad están realizando los docentes venezolanos, que se encuentran en el país luchando para sobrevivir en medio de la cruda crisis que azota a nuestra nación. Conozco de cerca ese sacrificio y la vocación de muchos, pues esa es y ha sido mi práctica durante largos años.

Lamentablemente, las dificultades que vive el educador son además un reflejo y parte de los problemas que en general afectan a Venezuela: la grave situación económica, la crisis emocional, la separación de familiares debido a las migraciones, las divisiones políticas, la falta de calidad de vida, la inseguridad, entre otros tantos.

Uno de los aspectos que más perjudica, que incide al igual en todos los demás venezolanos, son los salarios tan deteriorados, y que no le hacen justicia, ni se corresponden con la magnitud de la responsabilidad de los docentes, quienes tienen el compromiso de planificar, organizar, supervisar y ejecutar los programas educativos, que permiten la formación académica de los jóvenes, que son los protagonistas  y motores de la superación de cualquier sociedad.

Sin duda, la difícil situación económica es una carga importante porque emocionalmente genera desesperanza y angustia, pues no permite ni siquiera cubrir las necesidades humanas más básicas, como las relacionadas con su bienestar, su salud, su desarrollo, su calidad de vida y la de su familia, lo cual, en consecuencia, causa desmotivación, desconsuelo y tribulación.

Estos factores son muy subjetivos y están presentes en el entorno de cada uno de los venezolanos, afectando a toda la colectividad por igual. Los profesores deben enfrentarlos de la misma manera, preocupados por protegerse a sí mismos y a sus familias, tratando de llevar una vida ordenada en medio del caos, viviendo una realidad desgastante que genera decaimiento y temor ante un futuro incierto.

Ni hablar de las necesidades de seguridad que requiere todo ser humano, el orden, el equilibrio tanto personal y profesional como familiar, las necesidades de protección a su integridad física, el acceso a recursos para desarrollarse ydesempeñar su loable labor de manera digna, la estabilidad emocional afectada por la incertidumbre, entre otras más.

Hay que brindarles un gran aplauso a los profesores que mantienen firme su compromiso, sobreponiéndose a las frustraciones que lo atacan, para hacer honor a su práctica de enseñar, sembrar el saber y los conocimientos, aun sin contar con las condiciones mínimas para cumplir con su misión.


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