La inexistencia de Estado de Derecho y de división e independencia de poderes en Cuba, Venezuela, Bolivia, Nicaragua y Ecuador con Correa es el ámbito para la manipulación total del sistema de justicia, que los dictadores convierten en su instrumento de represión política, sometiendo a las víctimas a persecución, cárcel y exilio. El castrochavismo en el siglo XXI tiene como parte central de su metodología de control social las falacias con apariencia de juicio contra inocentes, con el propósito de anularlos o someterlos. Cerrando este círculo de oprobio, las dictaduras usan la “amnistía” como arma para continuar la manipulación de la voluntad individual y popular como sucede ahora en Bolivia.

Amnistía es el “perdón de cierto tipo de delitos que extingue la responsabilidad de sus autores”. Se trata de “la eliminación de la responsabilidad penal de un delito”. La etimología y el concepto provienen del griego “amnestia/ olvido, perdón”, “sin memoria” para determinar el “olvido mutuo y general de las cosas pasadas” y tiene como característica ser “una norma general que extingue el delito” a diferencia del indulto que perdona solo el cumplimiento de la pena. Con el indulto la persona sigue siendo culpable pero no cumple la pena, en cambio, con amnistía deja de tener responsabilidad penal. Sin embargo, la amnistía confirma la existencia del delito y legitima la acusación porque si no existe delito no habría nada que perdonar.

En Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador con Correa se instituyó la práctica de que el dictador o sus operadores acusen a ciudadanos de delitos cometidos por el propio acusador o bajo sus órdenes, o presenten acusaciones por delitos inexistentes o por la aplicación retroactiva de nuevas leyes o procedimientos de la dictadura, que en el pasado no existían.

En innumerables casos, por medio de discursos públicos registrados en medios de comunicación, los Castro, Chávez, Maduro, Correa, Ortega y Morales han hecho acusaciones contra líderes políticos, cívicos, sindicales, empresarios, periodistas y religiosos, y ordenado su procesamiento, detención, la incautación de sus bienes y prácticamente dictado sentencias que a posteriori cumplieron los “jueces infames” del régimen con la judicialización de la persecución ordenada.

Los presos políticos, los perseguidos y los exiliados políticos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y aún Ecuador son resultado de procesos judiciales con acusaciones manipuladas, sin debido proceso legal, sin presunción de inocencia, sin igualdad jurídica de las partes, sin jueces imparciales, sin igualdad probatoria, sin ninguna garantía que permita llamar “proceso judicial”. Nulos de pleno derecho.

Son macabras puestas en escena del “asesinato de la reputación” que hacen las dictaduras de crimen organizado contra potenciales candidatos, líderes y defensores de la libertad y la democracia, con publicidad controlada y prensa sometida. Ejemplos de estos sainetes son los casos contra Armando Valladares en Cuba, Leopoldo López en Venezuela, Sánchez de Lozada o el Hotel Las Américas o la masacre de El Porvenir en Bolivia, los procesos por el 30 de septiembre (30-S) en Ecuador y los actuales juicios contra opositores y manifestantes por defender la libertad en Nicaragua.

En este contexto, en Bolivia con más de 1.200 exiliados políticos, cerca de 100 presos políticos y miles de perseguidos judicializados, Evo Morales anunció que otorga amnistía por los juicios en que él mismo acusó de corrupción a Carlos Mesa y Jorge Quiroga, con el argumento de la reivindicación marítima. Morales está manipulando la reivindicación marítima con su demanda en La Haya para desconocer la decisión del pueblo boliviano del 21 de febrero de 2016 (21-F) que impide su reelección y la amnistía es una maniobra adicional en ese contexto.

La historia presenta a Morales, Mesa y Quiroga muy cercanos: 1.- Mesa otorgó amnistía a los conspiradores y autores de los crímenes del derrocamiento del 2003; Morales se ampara en ella hasta ahora, y Quiroga celebró públicamente esta ruptura de la democracia; 2.- los tres realizaron y aprobaron la falsificación de la reforma constitucional de 2004 al introducir la reforma total con figura de asamblea constituyente con ley 2631, y suplantar así el texto de la ley de necesidad; 3.- liquidaron la República de Bolivia con la redacción de la Constitución del Estado plurinacional en comisión para lo que aprobaron la ley 3941 cuya sola lectura prueba delitos de “traición a la patria” y otros; 4.- en la Constitución del Estado plurinacional introdujeron la reelección consecutiva expresamente prohibida por la Constitución de la República, que es la que ha permitido la perpetuación de Morales; 5.- Morales, Quiroga y Mesa presentaron la Constitución del Estado plurinacional como “de unidad nacional” y la promocionaron en el referéndum de 2009 que el régimen ganó con fraude mientras los pueblos, dirigentes cívicos, políticos y gobernadores de seis de los nueve departamentos eran masacrados (Hotel Las Américas, Porvenir, Cochabamba, La Calancha y más), perseguidos, encarcelados y exiliados.

Lo que corresponde y lo que los injustamente acusados, presos, perseguidos y exiliados merecen no es amnistía, sino justicia. Esto solo será posible con la reposición de la democracia con sus elementos esenciales, Estado de Derecho, división de poderes, respeto a los derechos humanos y libertad de prensa. El uso de la amnistía en Bolivia es otra arma de las dictaduras en plena aplicación. Quien acepta amnistía por delitos que nunca cometió está legalizando las infames acusaciones que el régimen le hizo.


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