No hay duda del alto grado de responsabilidad, coraje y empeño que ha puesto nuestro presidente interino Juan Guaidó en el rol histórico que le ha tocado desempeñar. Bajo esta premisa, queremos sí poner de relieve la gran inquietud que nos causa la sola posibilidad de que se produzcan unas elecciones presidenciales omitiendo los dos pasos previos (cese de la usurpación y gobierno de transición), y que  parecieran impulsadas por la buena fe de este lado que procura una salida pacífica del régimen y de la crisis a la que nos ha llevado. Todo esto a pesar de que con ellos el axioma es distinto: la mala fe debe presumirse y la buena tienen que probarla.

Sería inconcebible que el poder o la transición previa a unas elecciones quedase en manos del régimen. No otra cosa podría deducirse en caso de que antes de cualquier comicio Maduro siguiese en Miraflores, Cabello al frente de la ANC, Moreno al frente del TSJ, Saab al frente de la Fiscalía y la actual cúpula militar al frente de la FANB. Y nos preguntamos si ese cuadro ha sido debidamente analizado y expuesto, tanto como las otras condiciones para su factibilidad, como las de la transparencia de esas eventuales elecciones resumidas en una debida observación internacional, la integración de un nuevo CNE, la depuración del registro electoral, la habilitación de candidatos y la real participación de nuestros connacionales en el exterior.

Pareciera que con una sugestiva ambientación electoral se ha activado un engranaje fatal que nos llevaría finalmente a esos comicios. En esa puesta en escena están –además de los sectores en pugna– todos aquellos influencers a los que por alguna u otra razón les conviene el evento electoral. Es una especie de “topo a todo” en el que Venezuela se jugaría a Rosalinda, aunque en ese lance la dictadura tenga los dados cargados.

Luego de mi largo paso por la política, que hace unos años me llevó incluso a ser presidente de AD, he podido reafirmar en estos últimos años que a este régimen no se le pueden conceder las ventajas que les ofrecen las solas ambiciones partidistas, tribales y personales por muy legítimas que sean. Enfrentamos un gigantesco entramado de intereses internos y foráneos, que con su accionar criminal no dan cabida a una deseada confrontación cívica.

El tema, al igual que Miguel Henrique Otero en sus varios artículos y el reciente editorial de El Nacional, ha sido abordado con igual profundidad por muchos otros columnistas como el caso de Asdrúbal Aguiar, cuando expresa que lo único disponible es lo que está en las manos de una sola de las partes, el régimen, el irse o aceptar lo procesal electoral, la cohabitación política, obviando los elementos sustantivos de la experiencia democrática y sus exigencias éticas sobre las que nunca alcanzarían un consenso con el país.

De tal forma que no es difícil avizorar cada escenario para el negado supuesto de un evento electoral. Con el usurpador Maduro en el poder, estarán a su disposición los demás poderes públicos que cumplirán sus órdenes sin pestañear para asegurarse el resultado que desee. En el imaginario caso de que la integración y todo lo relativo al CNE sea decente e imparcial, y ello arroje unos resultados adversos a la dictadura, bastará el pronunciamiento de la chimba ANC o de la Sala Constitucional y la Electoral del TSJ ilegítimo; así como el del ilegítimo fiscal Saab denunciando falsos delitos electorales, amén de la posición de aquellos observadores internacionales procedentes de países afectos a esta dictadura.

Otros aspectos que se deben considerar, ya mencionados, son la limitación del ejercicio del voto de nuestros connacionales en el exterior. Ya antes se les coartó tal derecho con las triquiñuelas propias de los pillos, como el estatus que deben tener y el registro consular. La parcializada participación protagónica de la cúpula militar y la inducción del voto castrense. La burocracia del gobierno central, de las 19 gobernaciones y de más de 300 alcaldías que tienen, coaccionada a votar por el régimen aun en contra de sus deseos.

Es todo este entramado que representa al régimen manejado por el dictador el que debemos superar y creo que muy poco podemos hacer manteniendo como una opción a unas elecciones, que de ser convenidas por la dictadura llevan plomo en el ala.

Señor presidente Guaidó, por favor tome nota. En usted tenemos depositada la esperanza en que nos llevará por el camino correcto para salir de esta tragedia.


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