Se acaba de cumplir lo que previamente Antonio Ledezma había advertido conjuntamente con el ex presidente de Colombia Andrés Pastrana, en ocasión de la celebración de la Cumbre de la Iniciativa Democrática de España y las Américas, IDEA, formada por 37 ex presidentes y ex jefes de gobierno, llevada a cabo recientemente en Miami. Desde el epicentro de ese encuentro plural acompañé, al lado de Antonio, al ex presidente colombiano en la denuncia que con carácter preventivo se hizo cuando ellos advirtieron que se fraguaba un plan para liquidar físicamente a María Corina Machado simulando un accidente.

El grupo hamponil encargado de concretar semejante barbaridad sería una élite que forma parte del denominado “Comando Avispas Negras” entrenado en Cuba y que ya estaría operando en Venezuela. Afortunadamente no lograron cegarle la vida, aunque sí la hirieron y la maltrataron en Upata, y gracias a las acciones de resguardo de gente del pueblo que la protegió arriesgando su propio pellejo, María Corina sigue dando la batalla como es su talante.

No es la primera vez que esto ocurre. Recordemos que en mayo del año 2013 su cuerpo fue arrastrado por el piso del Parlamento nacional del cual formaba parte y cuyo fuero le fue arbitrariamente arrebatado. Ante la mirada complaciente y la risa cínica del narcotraficante Diosdado Cabello, María Corina Machado fue atropellada vilmente por activistas que se hacían pasar por parlamentarios. Igualmente fueron agredidos los diputados Ismael García, William Dávila, Julio Borges, Gómez Sigala y Américo De Gracia, entre otros.

Este tipo de acciones vandálicas se repitieron el año pasado cuando los llamados colectivos que se encubren con banderas de una supuesta revolución, irrumpieron violentamente en el hemiciclo de la Asamblea Nacional siguiendo órdenes de Jorge Rodríguez y Freddy Bernal para repetir la dosis de saña contra otros parlamentarios. Américo De Gracia fue golpeado salvajemente y fue necesario su traslado a un hospital. Pero no son solamente los diputados quienes han sido blancos de este agavillamiento. A lo largo de estos años, periodistas, educadores, gremialistas y estudiantes también han sido víctimas de estos desmanes a manos de colectivos, policías y guardias nacionales. Perdieron sus vidas numerosos estudiantes, y no es de extrañar que así proceda el hampa organizada, porque en nuestro país no es un gobierno el que maneja las instituciones. Se trata de mafias las que controlan los entes públicos. Son delincuentes sin límites para matar como lo hicieron con el concejal Fernando Albán. Son los delincuentes que administran las cárceles donde torturan y aíslan a estudiantes y líderes civiles y militares. Basta con recordar lo que ocurre con el general Baduel, con el capitán Caguaripano con el teniente coronel Igbert Marín Chaparro y hasta el mismo general Miguel Rodríguez Torres, quien hoy, después de haber sido victimario, es víctima de estos métodos que para su vergüenza llegó a emplear en numerosas oportunidades. Estamos pendientes de las vidas de nuestros presos políticos, de lo que le pueda ocurrir a Juan Requesens y a otros que permanecen en el anonimato.


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