El sábado pasado la Organización de Países Exportadores de Petróleo y Rusia (OPEP+) acordaron mantener el techo de producción de 32,5 millones de barriles por día (bpd) pactado en la segunda reunión ordinaria de 2016.

Los recortes de la producción de petróleo de Arabia Saudita (515.000 bpd), Irak (203.000 bpd), Emiratos Árabes Unidos (199.000 bpd) y Kuwait (107.000 bpd), y la caída de la producción de Venezuela (585.000 bpd) y Angola (209.000 bpd) desde diciembre 2016 hasta mayo 2018 han conseguido balancear el mercado entre el promedio de 5 años de crudo almacenado en los países de la OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) y la demanda, y ha alcanzado el nivel más bajo desde enero 2015. Lo que ha causado, en 1 año y 5 meses, un incremento de 38% del precio de petróleo WTI, y lo ha colocado en un promedio de 69,98 dólares el barril para el mes de mayo 2018, según la Agencia de Información de Energía de los Estados Unidos (EIA, sus siglas en inglés).

Las perspectivas del mercado petrolero en el corto plazo indican una tendencia al alza en el precio del barril de crudo, porque actualmente la demanda global es de 100,5 millones bpd y el suministro está alrededor de los 99,5 millones bpd, lo que crea un déficit de 1 millón bpd. Según el banco de inversiones estadounidense Goldman Sachs Group, Inc., este escenario alcista se debe a que “la oferta [de petróleo] está tratando de satisfacer la demanda actual”, por lo que el precio del petróleo aumentaría en el primer semestre de 2019.

El presidente Donald Trump, en una demanda poco usual, solicitó a Arabia Saudita y a otros miembros de la OPEP aumentar el bombeo de crudo, correspondiente a los barriles que han dejado de producir Venezuela y Angola (800.000 bpd) desde 2017. Además, de los 200.000 bpd de Irán, afectados por las recientes sanciones financieras. En total, 1 millón bpd para controlar el aumento de los precios de petróleo y, por ende, la gasolina.

Las elecciones de medio término de Estados Unidos en noviembre de este año revisten especial importancia para Trump, porque si pierde la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes será enjuiciado, para luego ser destituido. Por lo que esta elección es vista como un referéndum sobre la presidencia de Trump. En consecuencia, unos precios altos de los combustibles en los próximos 5 meses favorecerían el voto por los candidatos demócratas al Congreso estadounidense. Un riesgo que Trump no está dispuesto correr.

Por ello, Arabia Saudita (Mohamed Bin Salman) y Rusia (Vladimir Putin) –aliados de Trump– lograron en la reunión ordinaria de la OPEP en Viena el acuerdo para cumplir con el techo de 32,5 millones de bpd para estabilizar los inventarios, más no para generar un superávit.

El ministro de energía de Rusia, Alexander Novak, dijo que su país aumentará la producción en 200.000 bpd en el segundo semestre de este año. Y el ministro de energía de Arabia Saudita, Khalid Al-Falih, señaló que “la asignación exacta para cada país dependería, entre otras cosas, de sus capacidades de producción”.

En este sentido, podrán incrementar el bombeo: Arabia Saudita, 600.000 bpd; los Emiratos Árabes Unidos, 80.000 bpd; Kuwait, 75.000 bpd; Argelia, 50.000 bpd; y Catar, 20.000 bpd.

En la práctica, solo Arabia Saudita y Rusia tienen la capacidad de agregar cantidades significativas de crudo en los próximos 2 meses, para sumar 600.000 bpd al mercado global.

Un volumen que permite amortiguar la caída acelerada de la producción de petróleo en Venezuela, y evitar una escalada en el precio del petróleo y productos refinados.

El régimen de Nicolás Maduro obtuvo una derrota en la reunión de la OPEP, porque aspiraba al mantenimiento de las cuotas asignadas a cada país en noviembre 2016, lo que favorecería el incremento del déficit entre la demanda y la oferta de crudo, y, en consecuencia, el aumento del precio de petróleo. Además, el incremento de la producción de crudo de Arabia Saudita y Rusia suministrará el petróleo importado por India y China desde Venezuela.

En conclusión, el acuerdo de la OPEP+ favorece a Trump en las elecciones de medio término, mientras Venezuela e Irán serán afectadas por la caída de los ingresos de divisas.


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