¡Llegó la hora! Estamos ante el reto existencial de sobreponernos a la barbarie, al atraso. Es vital impedir la entrega definitiva de nuestra nación a más humillación castrista por la permanencia, por más tiempo, del genocida Nicolás Maduro en el poder. En un mes pretenden perpetrar el fraude acompañado por quienes no solo sirven a sus propósitos, sino que hacen soñar con risueñas salidas electorales del poder de estos bandidos, bajo la farsa de una intencionalidad salvadora.

No debemos darle, por cierto, el calificativo de dictador a este sujeto, pues a esto ni siquiera llega. ¡Son solo criminales! Ni siquiera excavando en lo más profundo de nuestra memoria histórica venezolana podremos encontrar caso más humillante.  Un civil, de dudosa nacionalidad venezolana, es ahora presidente perseguido por corrupto, por dilapidar el erario público, bajo justa acción del TSJ desde el exilio. Insólito.

Puesto a dedo por el jefe maquinador de toda la trama, el ya fallecido Fidel Castro, con el “alto mando de la revolución”, es decir, alto mando de él solo, designa ante la muerte inminente del ex oficial del Ejército venezolano Chávez Frías, que apenas logra procesar mentalmente su inmenso temor ante la muerte, que ¡le había llegado la hora! A este tampoco le cabría el título de dictador, porque en realidad fue un excelente manipulador, corruptor y traidor de los sueños y de las esperanzas de toda una nación.

Fidel viéndose hundido en su isla-prisión, incluso ya desde antes de la caída de la Unión Soviética, repartió pobreza, hambre, triturando el auténtico orgullo cubano por su patria, por su territorio. Sacó un dictador militar y empujándolo a que emigrara, para triunfar, expulsó traidor a la democracia una magnífica diáspora que triunfó en otras tierras. Mediante su cínico proceder, Fidel condenó, con su dictadura comunista a la mujer cubana. La mujer del pueblo que solo con docilidad ha podido participar en la dirección de un sistema de opresión de cárcel, de tortura y de muerte.

Fidel nos dejó al morir su marioneta instalada en Miraflores. Su hermanito, el rey Castro II, heredero que controla ahora los recursos, y controla su isla prisión ahora,  traspasa a ese tal “Díaz” que un día de estos también ¡le llegará su hora! La obediente vergüenza no permite ser libre, y solo le permitirá expresarse dentro de los extremos de la “verdad del dictador Raúl” ¿hasta quién sabe cuándo?

¿La Cumbre de la OEA qué ha logrado? Demostrar la patética realidad para entender la necesidad del uso del monopolio de las fuerzas de los Estados democráticos, en un orden de justicia internacional para la liberación inmediata, bajo principios de legalidad y defensa de los derechos humanos sin fronteras, de países bajo secuestro genocida, en cualquier pueblo del planeta. La acción de advertencia a Siria, en plena “Cumbre”, liderada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, aliados de la Segunda Guerra Mundial, sobre su determinación de actuar para preservar niveles de un orden mundial dentro de parámetros, aún en dictaduras o en guerras, habla muy claro, y por sí misma, de la decisión de “ya no más la laxitud frente a las actuaciones de monstruos de la humanidad”.

Ha llegado la hora, frente a la pusilánime conducta cómplice de oficiales de alto rango de nuestras fuerzas armadas por razones de corrupción, de que la juventud militar dé su paso al frente, sin vacilaciones y junto al pueblo, para que desaloje a la marioneta Maduro de Miraflores. Lo llamo así porque ¿qué otra cosa puede ser? ¿Un dictador civil? ¿Un ignorante? ¿Un tonto útil para ser controlado fácilmente?

No permitan la desmoralización total de la Fuerza Armada, una vez realmente mirandina y bolivariana. No pueden fallarle a la patria. No se dejen controlar por castristas-cubanos, ni altos mandos corrompidos. No más bajas pasiones de chantaje y perversión de nuestra República a través de la corrupción de la estructura militar del país. ¡Llegó la hora compañeros de salvar nuestra nación! ¡Es la hora de la patria!

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