1. La caída del muro fue el episodio final de una larga, difícil, pero firme y planificada resistencia que tuvo su comienzo en la sostenida rebelión sindical polaca que comandaron Lech Walesa y el Vaticano del momento.

2. En Sudáfrica, los blancos racistas y sus crueles organismos policiales cedieron y pactaron con Mandela presionados por el ya iniciado boicot comercial casi planetario.

3. En Chile, la fuerza militar convenció a su jefe, el dictador general Pinochet, sobre la necesidad de elecciones libres y transparentes pues ya no existía una izquierda comunista radical y estaban muy desprestigiados a nivel mundial.

4. En Argentina, el dictador general Videla y su cúpula nunca simularon dialogar con la disidencia y pagaron sus fechorías condenados a prisión.

5. En Venezuela, el dictador, general Pérez Jiménez, dejó el poder porque se logró una alianza bien organizada entre gran parte de las Fuerzas Armadas nacionales con el civilismo demócrata interno clandestino, coordinado por su competente dirigencia exiliada.

5. En ninguno de esos países bajo regímenes totalitarios militaristas y sistemas dictatoriales hubo el sustrato de un poder delincuencial originado, mantenido y reforzado por activas transnacionales de narcomafias terroristas.

6. A excepción del Gulag soviético bajo Stalin, durante esos procesos dictatoriales las naciones citadas no padecieron hambrunas genocidas, ni epidemias crecientes por desidia gubernamental, ni cárceles y hospitales-cementerios públicos repletos de niños, adolescentes y ancianos no militantes de partidos políticos.

7. Aquellas dictaduras tradicionales, algunas bananeras, ladronas, torturadoras, criminales de lesa humanidad, actuaban impulsadas por ambiciones propias, no eran sumisas fichas cómplices de imperios invasores, injerencistas, inconstitucionales.

8. Rusia neocapitalista con sus fijos métodos imperiales sovietistas, manipula desde su constante sucursal injerencista, Cuba, centro que invade todavía a Venezuela, Nicaragua y Bolivia, se verá si en latencia Argentina y Mexico, dispuesta como siempre a destruir y como sea, sin discusión posible y en nombre de la paz, mucha paz armada, todas las constitucionales normas democráticas que garantizan libertades individuales y colectivas aún sobrevivientes en el hemisferio occidental.

Este cuestionario tan escueto, elemental, esquemático, quizá pueda servir de inicial cartilla primaria para contrarrestar y por fin eliminar con algunas evidencias históricas los dogmas-clichés que en nombre de su revolución, los militaristas totalitarios manipulan desde presuntos diálogos, acuerdos y sufragios.


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