Comencemos por afirmar que me parece acertada la posición de la oposición venezolana de no asistir al encuentro pautado en Santo Domingo para esta semana. Retomo un texto que escribí sobre las negociaciones hace unos años y recogido en Diplomacia creativa (Miro Popic Editor,1995), en el que explicamos una metodología para negociar un acuerdo internacional y alertamos que muchas veces hay quienes negocian como una táctica dilatoria o para “satisfacer presiones internacionales, pero preparados para no permitir que el acuerdo concluya”.

Precisamente, es eso lo que debe evitar la oposición al sentarse a negociar. No asistir mientras no se den garantías precisas de que el gobierno aspira con transparencia a unos resultados concretos, diáfanos, verificables y que tengan como objetivo superar la crisis del país. Quien ostenta el poder en Venezuela debe dar las señales que se esperan como garantía de una seria voluntad de alcanzar en un tiempo prudente un acuerdo. Las señales que emite, sin embargo, dejan muchas dudas. Lo indicamos recientemente, quien más tiene que perder, además del pueblo venezolano, si fracasa el esfuerzo negociador, es el gobierno. Por ejemplo, también decíamos en el texto antes citado y que hoy es parte de los principios generales recomendados por la mayoría de las teorías sobre negociación, que todo negociador debe “demostrar respeto a su contraparte”, “saber crear un ambiente de confianza”, así como reconocer “los méritos de los otros negociadores”, todo esto con la finalidad de crear un clima de respeto y generación de confianza que permita fluir el ejercicio negociador.

Por el contrario, la actitud ofensiva por parte de funcionarios al más alto nivel contra los lideres opositores que se sientan en la mesa de negociación y la búsqueda de generar desconfianza y división en la misma oposición, no es una táctica de negociación sino el preludio al fracaso de un proceso sin que se haya iniciado formalmente. Mientras las señales no le indiquen a la MUD y a la comunidad internacional que el gobierno quiere y puede cumplir con exigencias previamente acordadas, difícilmente podrá avanzarse en esta tarea tan importante para la paz en el país.


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