Pocas veces Venezuela vivió mayor expectativa. La llegada de un nuevo año renueva las esperanzas de lograr el cambio, son demasiados los tragos amargos durante dos décadas, y de continuar este sistema de cosas estaríamos acudiendo al aniquilamiento absoluto de la nación. Cuando un tiempo abre sus alas, todos creemos en que las oportunidades florecerán. Los cambios se aproximan y el paisaje de transformación se asoma. Son demasiados los dolores desperdigados entre múltiples historias de venezolanos que sufren por diversas causas.

Es un país al que le quebraron las alas aquellos alquimistas del horror totalitario, luego de vender una propuesta seductora que prendió en las mayorías y ahora sufrimos las funestas consecuencias. Si solo nos quedásemos con el sueño entrecortado de pedir una rectificación gubernamental, estaríamos perdidos. Esa vieja paraulata no sabe trinar, jamás actuaría de manera distinta al plan de destrucción disuasiva que lleva en sus genes.

Nuestro optimismo hoy viene dado por el histórico proceder de los venezolanos, que si bien tiene yerros imperdonables, como ese de hacer presidente al teniente Hugo Chávez, sabe sorprender en momentos cruciales para poder superar las barreras y avanzar en pos de su liberación definitiva. En la actualidad existe un enorme descontento social que debe ser canalizado por una oposición decidida y coherente.

La inteligente María Corina Machado lo entendió; desde el principio supo interpretar los tiempos coyunturales y no se dejó arrastrar por diálogos genuflexos de especimenes de turbios intereses. Se mantuvo sin dobleces al lado de un pueblo que reconoce su valor en medio de la adversidad. Soñar con un gobierno que pueda cambiar de actitud es repetir los intentos fallidos de Freud. Nunca dejará de ser una abusiva expresión de primitivismo político que al carecer de principios busca ahogar en estiércol a todo aquel que se siente en su mesa.

En los cuatro diálogos anteriores el régimen consiguió el tiempo necesario para seguir exterminando a Venezuela. ¿Quién nos garantiza una conducta diferente? Es por ello que, solamente organizando a los venezolanos, en una unidad más allá de los sectarismos y los liderazgos automáticos, de vetusta data, podremos lograr el quiebre definitivo. No es un delirio posdecembrino lo que nos impulsa a creer en una salida, el descomunal descontento de todos los sectores logrará llevarnos al cauce democrático.

Si bien el gobierno desde hace 20 años –con silenciosa complicidad incluida– domina el escenario nacional con sus malsanas prácticas, no ha podido someter al pueblo venezolano. En Cuba se logró en 6 meses. Acá todavía existe músculo irreverente que no se deja someter por la dictadura. Es una mayoría que ha sido traicionada por matariles de la política, actores mediocres que se siguen lucrando de las arcas del Estado para sostener esta aberración humana. A pesar de todo lo nebuloso de nuestra realidad, seguimos creyendo en la fortaleza mayoritaria del pueblo venezolano. En algún momento su valor intrínseco de ejemplo bolivariano renacerá de sus cenizas. La herencia de nuestros héroes civiles y militares está en cada rincón de la patria, las huellas de episodios memorables en contra de las tiranías es un fresco recuerdo, ese pueblo rebelde romperá las gruesas cadenas del oprobio para entonar cantos de libertad.

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@alecambero


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