A pesar de la terrible situación económica que nos deja 2017, debemos sentirnos esperanzados para 2018 porque será el año de los cambios.

La oposición –me refiero a la verdadera oposición– comenzará 2018 depurada. Ni la MUD ni los traidores impedirán que se acelere la caída del régimen, porque ya todos quedaron al descubierto.

La MUD y sus íntimos socios no quieren salir de Maduro porque se les acabaría la mantequilla. Ya se los he venido diciendo: “No esperemos nada de ellos porque representan lo mismo”; lamentablemente hasta hace poco quedaban muchos ciudadanos de buena fe que en ellos creían.

Enemigos identificados 

En lo particular estoy muy satisfecho con los resultados del “diálogo” de República Dominicana, por ejemplo, ha sido una innegable confesión  las declaraciones de Enrique Márquez (UNT) en las que reconoce que la “oposición” –en la que él milita– estaría dispuesta a colaborar en el levantamiento de las sanciones al “narco-Estado violento” si se llega a un acuerdo.

Otro hecho importantísimo es que quedó en evidencia la estrecha cercanía existente entre el representante de Voluntad Popular con los hermanos Rodríguez. En fin, los venezolanos que queremos enrumbar a nuestro país hacia un destino mejor tenemos una inmensa deuda con República Dominicana, porque allá se terminó de develar la tramoya MUD-PSUV. Esto quiere decir que, una vez identificados los enemigos, es menos complicada la reunificación de los verdaderamente comprometidos con la prosperidad en Venezuela.

Ahora no quedará ningún ciudadano que no entienda por qué la Asamblea Nacional nunca discutió con seriedad el caso de los “narcosobrinos”. Los tribunales en Estados Unidos los sentenciaron, mientras que aquí los diputados lo silenciaron. Si eso no es alcahuetería, díganme entonces qué es: ¿traición, encubrimiento, complicidad, cohecho? Queda abierta la especulación. Siempre se ha dicho que la mujer del César no solo debe ser honesta sino que también debe parecerlo. Los diputados que se prestaron para silenciar el caso de los sobrinos de la pareja “presidencial” no solo no parecen honestos sino que su comportamiento ratifica su apariencia.

A los adversarios hay que identificarlos, por eso no solamente basta señalar a Maduro y a su pandilla, también es menester ubicar a los que se mimetizan en la oposición. Hoy podemos afirmar sin tapujos que esa caterva de individuos aglutinados para medrar del régimen enarbolando una bandera opositora ha sido una de las principales causantes de la permanencia de esta “narcodictadura”. Esos farsantes también tendrán que rendirle cuentas a la justicia. A ellos también habrá que sentarlos en el banquillo de los acusados cuando acudan a la Comisión de la Verdad, luego de zafarnos de esta tiranía. ¡Basta de hipocresía cuando nos refiramos a ellos! Corrupto el régimen y malandros sus colaboradores disfrazados de opositores.

No faltará alguien que, por defender a los indefendibles guisadores con el traje de opositores que vienen celebrando con sus compinches en República Dominicana, nos califique de antipoliticos a los que opinamos que el único diálogo que apoyaríamos es pactar la salida del régimen.

Quienes negocian en República Dominicana son los cómplices perfectos que necesita este “narco-Estado violento” para sobrevivir. Pero ya se les acabó la guachafita, porque de ahora en adelante cualquier protesta que realicemos será dirigida contra todo lo que signifique la permanencia de Maduro y sus colaboradores en el poder.

Sanciones contra gobierno y colaboradores

Yo voy más allá, si llegare a materializarse un acuerdo (que no será respetado) entre la MUD y el PSUV que establezca elecciones presidenciales, maquillaje al CNE, que se acepte la asamblea nacional constituyente y aparezca algún parlanchín dizque opositor solicitando levantamiento de medidas contra funcionarios, desde ya debemos iniciar la campaña de la extensión de esas sanciones y que los incluyan en la lista de indeseables, no para que sientan vergüenza, porque no la tienen, sino para que no puedan disfrutar la contraprestación que pretendan obtener por el producto de su traición.

Drogas sí, medicamentos no

No hay canal humanitario para dejar entrar al país los medicamentos que salvarían millones de vidas. Por los puertos y aeropuertos venezolanos no pueden pasar medicamentos ni alimentos, pero las noticias internacionales dan cuenta de que sí pueden pasar toneladas de droga. O sea, es menos complicado sacar droga para envenenar el mundo que meter alimentos y medicamentos para salvar a venezolanos.

¿Maduro y Noriega?

Muy raro que a los sobrinos de la pareja presidencial los condenaran a 18 años, cuando muchos especulaban, dada la gravedad de la acusación, que los sobrinos podrían sufrir la pena máxima de cadena perpetua que pudieran acarrear esos casos. Se les acusó de planear el envío ilegal de cientos de kilogramos de cocaína desde el hangar presidencial en el aeropuerto de Caracas a Honduras, para de allí contrabandear la droga hacia Estados Unidos. (Por cierto, sobre esto nada ha resuelto la Asamblea Nacional).

En ese tipo de procesos la justicia estadounidense toma mucho en cuenta la colaboración que aporten los imputados para perseguir las distintas ramificaciones que se deriven de la comisión de esos hechos punibles.

“Los pactos suceden con mucha frecuencia en la corte federal, porque los casos son muy fuertes. El tiempo de condena disminuye según la cantidad de información”.

Por el tipo de sentencia, que dicho sea de paso algunos celebraron y otros lamentaron porque esperaban más años de cárcel, no es de extrañar que alguna información importante tuvieron que aportar los condenados que muy probablemente apuntarían a otros peces un poco más gordos. Recordemos, se dijo que los sobrinos usaban el hangar presidencial de Maiquetía, aviones oficiales y pilotos militares. No es necesario tener una prodigiosa imaginación para concluir hacia qué personas apuntan el objetivo final. Y si a esos posibles acuerdos de los penados le sumamos las declaraciones de ex funcionarios (militares y civiles) que han venido cantando de lo lindo en el imperio norteamericano, y también hacemos un poquito de memoria para recordar la aparición de aquel capitán de corbeta de nombre Leamsy José Salazar Villafaña, podemos ratificar que al rompecabezas ya le faltan pocas piezas por armar.

Mientras esas investigaciones se siguen llevando a cabo fuera de Venezuela, acá, en el territorio nacional, es urgente organizarnos y tener preparado el “pacto 2018”. Es imperioso tender puentes con civiles y militares, así como también, es indispensable el contacto permanente con países vecinos y organizaciones internacionales, para coordinar acciones que conlleven al restablecimiento del Estado de Derecho en nuestro país. No nos puede agarrar el catarro sin pañuelo. 2018 será el año del renacer.      


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