No hay grandilocuencia en la búsqueda del origen mitológico del superhéroe. Thor: Ragnarok tiene su principal fortaleza en el sentido del humor y en la forma en que se ironiza a los personajes y a todo el universo Marvel del que se nutre constantemente la cartelera.

Podría decirse que si bien la trama presenta un conflicto tradicional de principio a fin, el principal enganche es la sorna que hay entre los involucrados, incluso entre aquellos que no aparecen en el filme, pero que forman parte de Los Vengadores como Tony Stark.

No hay una intención trasgresora, pues en el desarrollo de la historia todo está regulado por los responsables del proyecto. Los pinchazos no son tan hirientes como para demoler el producto que se presenta, así como tampoco hay que perjudicar a las futuras entregas de todo este mundo. Se repiten fórmulas, pero aun así, la película que se estrena hoy en Venezuela tiene el suficiente atractivo para el disfrute, y es muy superior al de las cintas anteriores centradas en el personaje.

El cineasta neozelandés Taika Waititi, a cargo de este film, estrenó el año pasado la comedia Hunt for the Wilderpeople, una trama repleta de hilarantes situaciones sobre un niño y un viejo ermitaño que escapan de las autoridades a través de bosques. La historia recibió buenas críticas y aunque no se ha estrenado en el país, se consigue en Internet.

En esta ocasión, ya para un gran estudio, Waititi no deja del todo a un lado sus formas para adentrarse en las adversidades que tiene que enfrentar Thor (Chris Hemsworth) para evitar la hecatombe con la que amenaza Hela (Cate Blanchett), quien luce todopoderosa ante el Dios del Trueno. Asgard está en peligro y ella destierra tanto al protagonista como a su inestable hermano Loki (Tom Hiddleston) a confines insospechados donde tendrán que sobreponerse a distintas calamidades. En ese trayecto se entrecruzan con Hulk (Mark Ruffalo), quien forma parte de un espectáculo de lucha al estilo de un gladiador en un lugar repleto de ludópatas del que tienen que salir para salvar sus vidas.

También aparece el Doctor Strange (Benedict Cumberbatch), de quien los responsables de la producción de Thor aprovechan la buena estrella que ha tenido para integrarlo a la saga. Eso sí, su presencia es breve y no aporta mucho al buen curso de la historia, pero igualmente brinda un momento de distensión.

Tessa Thompson también se suma a la aventura como un personaje venido a menos que deambula buscando la mejor forma de ganarse la vida. Al final, su presencia toma cada vez más importancia.

Thor: Ragnarok no reniega del sentido épico que sugieren las películas de superhéroes. De hecho, su trama se sumerge en los verdaderos orígenes del esplendor de Asgard, con obvias referencias a esos ademanes megalómanos de tergiversar los hechos históricos en pos de proyectos personalistas de poder.

En esta oportunidad, la representación de los lugares en los que se desenvuelven los héroes no cala completamente al no deslumbrar como deberían para contextualizar los recorridos de los protagonistas. En su contra también juega la villana, que no intimida más allá de su poderío superior a quienes tratan de detenerla. Su personalidad y ademanes no se corresponden con la imagen de una figura que es capaz de detener el martillo de Thor, como se adelanta en el trailer del filme, con guion de Eric Pearson, Craig Kyle y Christopher Yost.


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