hija spielberg
Foto archivo

«El jefe Brody (Roy Scheider) está sentado en la playa. Sabe que el tiburón asesino ha devorado un turista; el resto del público no. Sus hijos juegan a pocos metros del mar; Brody, muy nervioso, los mira (…). El joven que está con el perro empieza a llamar a su mascota, que parece haber desaparecido en el mar. Entonces hace aparición el leitmotiv musical del tiburón, esas pocas notas repetidas, y la cámara (que es el tiburón) recorre las piernas de los niños bajo el agua. De pronto, desde la perspectiva de Brody, vemos un enorme animal atacar. En la playa, una mujer con sombrero busca a alguien que no está: su hijo».

La escena pertenece a Tiburón (1975), una de las cintas más emblemáticas de Steven Spielberg. «En Tiburón, la periodicidad (cada cierta cantidad de minutos) de la aparición del monstruo proviene de Los pájaros (1963), donde Hitchcock presentaba un ataque de pájaros -cada vez más terrible- , cada 15 minutos en promedio», plantea el periodista y crítico de cine argentino Leonardo D’Espósito, en Steven Spielberg. Una vida en el cine.

El ejemplar intenta demostrar que Spielberg es un cineasta «imprescindible», es decir, que el cine no sería lo que es sin la existencia del director o su obra. Para probar este punto, analiza en detalle casi una treintena de sus filmes, que van desde Reto a muerte (1971) a Ready Player One (2018). Asimismo, identifica los guiños que hay en su obra a cineastas como Alfred Hitchcock y Walt Disney. «Spielberg toma de Disney la mirada inocente que se sorprende ante la maravilla (vean a los progragonistas de E.T., o La guerra de los mundos)», sostiene D’Espósito.

«Spielberg toma de Disney la mirada inocente que se sorprende ante la maravilla (vean a los progragonistas de E T, o La guerra de los mundos)», sostiene D’Espósito.

En el plano personal del director, el autor entrega antecedentes para sostener que Spielberg «no solo tenía una relación conflictiva con su padre, sino también con el judaísmo». Según el periodista, con películas como Rescantado al soldado Ryan y La lista de Schindler, el cineasta habría afirmado su pertenencia y abrazado esa tradición desde el cine.

En cuanto a la relación conflictiva con su progenitor, el autor plantea: «El cine de Spielberg está lleno de niños, todos ellos perdidos. Algunos son protagonistas del filme, otros no, pero allí están, desamparados y buscando cómo salir de una situación peligrosa». Como ejemplos de esta hipótesis están Elliot, de E T; Jim, de El imperio del sol, y David, de A I Inteligencia Artificial, entre otros.

Steven Spielberg. Una vida en el cine sostiene además que el cineasta «forma parte de un reducido grupo de showmen del séptimo arte: esos realizadores que hacían su nombre tanto o más conocido que sus películas. Alfred Hitchcock y Quentin Tarantino, por ejemplo, son parte de esa tradición».

Finalmente, D’Espósito entrega una guía de 10 filmes esenciales y el orden para verlos. «No hay aquí un criterio de ‘mejor’ en el sentido de calidad, sino de lo ‘mejor’ para comenzar a conocer toda la obra del cineasta», explica.


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