En menos de 10 años el nombre de Michel Franco suena a ganador en el Festival de Cine de Cannes. Aunque diga que nunca da por hecho lo que pueda ocurrir con su trabajo, los números indican que debe prestarse atención cada vez que queda entre los seleccionados para el certamen.

De las cuatro veces que ha participado, el director de 37 años de edad ha sido galardonado en tres oportunidades. En un partido de beisbol sería un bateador de cuidado. Primero viajó en 2009 por Daniel y Ana, su ópera prima. Estuvo en la Quincena de los Realizadores, pero solo le quedó la satisfacción de haber competido. En 2012 empezó la racha con el premio de la sección Una Cierta Mirada por Después de Lucía. Tres años después obtuvo el reconocimiento a Mejor Guion por Chronic en la selección oficial.

El fin de semana pasado, el cineasta obtuvo el Premio del Jurado de Una Cierta Mirada por Las hijas de Abril, que tiene entre sus productores a los venezolanos Lorenzo Vigas y Rodolfo Cova.

“Me llevé una gran sorpresa cuando supe que, además del reconocimiento, le gustó mucho a la crítica. Eso garantiza que tenga una mayor vida comercial, lo que me ayudará a levantar la siguiente. En noviembre empezaremos a rodar La caja de Lorenzo Vigas, en la que seré productor”, contó por teléfono el cineasta.

Este camino de triunfos consolida a Franco como cineasta, pero especialmente su anhelo de realizar películas de forma independiente. “Por ese lado estoy agradecido y satisfecho”.

Las hijas de Abril se adentra en los acontecimientos de Valeria, una adolescente embarazada que vive con su  media hermana Clara, quien no quiere avisar a la madre de lo que ocurre, pero luego tiene que hacerlo ante la presión económica.

—Ha dicho que antes de escribir el guion le llamó la atención los contrastes del embarazo. Exactamente, ¿qué fue lo que le interesó?

—En América Latina, y México no es la excepción, el embarazo adolescente es muy común. Son muchachas a las que se les complica el resto de la vida, pero por otro lado se trata del nacimiento de otra persona. En la película hablo del mundo femenino y lo difícil que es para las mujeres salir bien librada de todo lo que se les exige en la sociedad.

—¿Busca siempre la universalidad de los temas que trata?

—Me gusta cuando la gente me dice que mis películas pudieron haber sido rodadas en Europa o Estados Unidos. Por otro lado, el sabor que da lo regional es importante. Cuando hice Chronic traté de que se sintiera como una historia de Los Ángeles. Obviamente, el país que más conozco es México. Pero sí, los sentimientos y las preocupaciones son muy universales.

—Hay una carga dramática fuerte en sus películas. ¿Le preocupa encasillarse en ejes temáticos?

—En algún momento me preguntaban cuál era el mensaje de mis películas. No me gustaba que pareciera que las hiciera para transmitir  algo. Creo que en Las hijas de Abril queda claro que esa no es la intención. Cuando entras a escribir un libro o una película con el deseo de analizar el mundo, de alguna manera irremediablemente tocas temas con sustancia. Pero eso no quiere decir que el objetivo sea transmitir un mensaje.

—¿Qué ronda entonces en la cabeza de quien ve Las hijas de Abril?

—Pues les fascina el comportamiento humano, la interacción entre estas mujeres. Me interesa que el público femenino ha validado lo que ve cuando dice que conoce a una Abril, cuando identifica situaciones similares. Ven que está bien retratado el mundo femenino y ese era mi reto mayor.

—¿Cómo vence la tentación de Hollywood?

—La solución es ir y volver, no negarse. La tentación tiene que ver más con trabajar con ciertos actores, pero no perder el foco de que el cine que más me interesa es el que puedo hacer en México. Acá es donde quiero filmar la mayoría de mis historias.

—¿Algún actor con el que sienta esa tentación?

—Hablé con Uma Thurman para que protagonice uno de mis filmes. Se lo tomó muy bien. Seguiremos esa conversación, pues todavía no hay ideas para un guion.

—¿Qué le dijo de Las hijas de Abril, más allá del veredicto del jurado que ella presidió?

—Le llamaron la atención las actuaciones y los movimientos de cámara. Ella no había visto ninguno de mis largometrajes. Le dije que le enviaría un par, y si le gustan, otros. Empezaré por Chronic y Después de Lucía. Creo que también Desde allá (de la que fue productor) le gustará.

—¿Cómo conoció a Lorenzo Vigas y Rodolfo Cova?

—A Lorenzo hace 15 años, en una fiesta que se celebró acá, en México. Acordamos que viera mi cortometraje Entre dos. Él acababa de hacer Los elefantes nunca olvidan. A Rodolfo lo conocí en 2012, cuando fui a Venezuela a presentar Después de Lucía.

—¿Se podrá ver Las hijas de Abril en Venezuela?

—Espero que sí. Recuerdo que el año pasado se pospuso el estreno de Desde allá por el problema eléctrico. Creo que hay cosas más importantes por resolver allá. Sin embargo, es primordial que no deje de haber cultura en Venezuela, un país al que le tengo mucho aprecio.


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