Giovanny García sale de personaje para contestar la llamada. En estos días ensaya para el montaje de la obra Sí, pero no lo soy de Alfredo Sanzol, que dirige Diana Volpe y que se presentará a partir de julio en La Caja de Fósforos de Bello Monte.

El teatro fue la génesis de este hombre de 35 años de edad que en 2001 le dijo a sus padres, en su natal Táchira, que vendría a Caracas para convertirse en actor.

Allá en Colón empezó a ser seducido por esta profesión. Era la época en la que perteneció al grupo teatral La Última Estación en el Liceo Fermín Toro de esa localidad. Estudió Mantenimiento Industrial en la Escuela Técnica Tulio Febres Cordero, pero se impusieron las ganas de dejarlo todo y aventurarse en la capital. “Les dije a mi mamá y a mi papá que quería estudiar teatro y me vine a Caracas”.

Acá formó parte de la Escuela de Arte Escénico Juana Sujo y luego de la Compañía Nacionalde Teatro. Así empezó a dar los primeros pasos que tuvieron más firmeza en 2007, cuando creó Tumbarrancho Teatro junto con Jesús Carreño, Karin Valecillos y Nathalia Paolini.

Esa trayectoria es la que le ha permitido que mañana tome un avión rumbo a Francia. Es uno de los protagonistas de La familia, la película de Gustavo Rondón Córdova que compite en la Semana de la Crítica de Cannes. En el largometraje interpreta a Andrés, el padre de Pedro (Reggie Reyes), con quien tiene una relación muy distante. Cuando el muchacho se mete en problemas en el barrio en el que viven, ambos deciden abandonar el lugar por temor a represalias.

“Finalmente iré para allá. En 2011 estuvo en competencia en ese mismo certamen el cortometraje del director uruguayo Alex Piperno. Por razones económicas no pudieron viajar los actores. Éramos muchos”, cuenta García sobre lo ocurrido con La inviolabilidad del domicilio se basa en el hombre que aparece empuñando un hacha en la puerta de su casa. García estudiaba Dirección Teatral y Actuación en Argentina. Un amigo le dijo que hacían audiciones para un corto y quedó.

En teatro ha participado en obras como Lo que Kurt Cobain se llevóCuentos de guerra para dormir en paz29/10/88 y Vino la reina. Mientras, en el cine, su rostro también se ha visto en filmes como Una mirada al mar.

En Cannes, la primera proyección de La familia será el martes. Él sabe que el tiempo es corto. Regresa el sábado, pero antes le gustaría ver Los perros de la chilena Marcela Said, en la que aparece Alfredo Castro, protagonista de Desde allá.

“Gustavo creó la relación entre mi personaje y el del hijo como en la vida real. Reggie no era un actor formado, así lo quiso el director. Esa relación, en la que tuvo que guiar al muchacho para que comprendiera lo que era el cine, es la misma que se refleja en pantalla entre padre e hijo. Dos personas desconocidas que en el trayecto empiezan a compenetrarse. Fueron procesos simultáneos”.

El tachirense también es uno de los protagonistas de El Amparo, basada en la matanza ocurrida en 1988, cuando fueron asesinados varios pescadores por agentes del Comando Específico José Antonio Páez, quienes aseguraron que las víctimas eran guerrilleros. El largometraje ganó el Premio del Público del Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz.

Satisfecho está por lo logrado y el futuro es incierto. “Mantengo mi deseo de hacer historias que lleguen a otros países. Sé que Hollywood es complejo por el idioma y el lugar del que vengo, pero sí me encantaría hacer cine en Colombia, Argentina o México. Lo veo más cercano”, expresa quien tiene entre sus planes inmediatos dirigir un texto teatral que prepara Karin Valecillos, de quien también es la obra Un hombre sin caballo en la que actuará.


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