Thierry Frémaux lleva 10 años al frente del Festival de Cannes, al que llegó como responsable de la programación en 2003, y en ese tiempo el cine latinoamericano ha vivido un gran explosión, pero reconoce que «queda mucho por hacer».

«Cannes ha sido testigo del esplendor del cine latinoamericano con México, Argentina, Colombia… pero aún hay mucho que hacer», explica Frémaux en una entrevista con Efe.

Recuerda cómo hace 15 años surgieron grandes cineastas como los mexicanos Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón o el argentino Pablo Trapero y está seguro de que esta tendencia «va a continuar».

Esa confianza y amor por el cine latinoamericano le ha llevado a homenajear al mexicano Guillermo del Toro en la próxima edición del Festival Lumière de Lyon, organizado por el Instituto Lumière que él dirige.

Además, contará con la presencia de Cuarón, que llegará a Lyon con La fórmula secreta, «un filme mexicano experimental, poética y visualmente», explica con una gran sonrisa y sin querer develar más detalles.

El responsable de Cannes se halla en el Festival de San Sebastián, donde ha presentado un proyecto muy personal para él, un documental que recorre la trayectoria de los hermanos Auguste y Louis Lumière, «los últimos inventores del cine y los primeros realizadores», como le gusta decir.

Lumière! es un montaje coordinado por Frèmaux, que también se encarga de comentar 108 películas rodadas por los hermanos Lumière, empezando por La salida de la fábrica, la primera que filmaron en 1895.

Son pequeñas joyas de entre 40 y 50 segundos que muestran desde los primeros gags cómicos a imágenes de los viajes de los Lumière por Moscú, Estambul, Egipto, Palestina, México o España, esta con una divertida película de un grupo de soldados bailando jotas.

En su pase anoche en San Sebastián, el documental tuvo un acogida «formidable y generosa», como resalta Frèmaux, que considera «extraordinario» que hoy en 2017 se siga entendiendo igual el cine de finales del siglo XIX.

«La calidad, la inocencia, la pureza y la simplicidad del cine de los Lumière sigue siendo importante hoy en día, incluso para los cineastas contemporáneos», precisa Frèmaux, que no descarta hacer alguna continuación porque hay muchísimo material de estos pioneros.

De momento, este documental ya se ha estrenado en Francia, donde fue visto por 120.000 espectadores, y va a salir en salas de más de 30 países, entre ellos Rusia, Polonia, España, Italia, Argentina, México o Japón.

«Estoy contento pero sobre todo orgulloso, porque estaba seguro de que iba a funcionar, no era arrogancia», asegura Frémaux.

«Son las primeras imágenes del mundo y son un privilegio que hay que compartir», resalta este apasionado del cine, que además de dirigir Cannes, el Instituto Lumière y realizar documentales como el presentado en San Sebastián, escribe libros como Sélection officielle: Journal (2017).

La suya es una hiperactividad ligada al cine, su gran pasión, su vida. «Tengo tiempo para todo porque amo lo que hago, es un privilegio poder estar con el cine más actual, en la Croisette, y con sus orígenes a través de proyectos como el de los Lumière», asegura.

Y cuando se le pide que compare los dos festivales entre los que reparte esa pasión, afirma rotundo: «Cannes es evidentemente lo más importante de mi existencia».

El Lumière, agrega, es «lo opuesto, no hay competición, son filmes no contemporáneos, no hay alfombra roja y las estrellas que están allí están para hablar de otros. Pero los dos son importantes».

Y vuelve a pensar en Cannes, en los 70 años que se han festejado en 2017, en que se abre una nueva década para el festival y, sobre todo, en que va a necesitar «muchas ideas nuevas» para mantener su prestigio.


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