Son casi las 8:00 pm de la noche. Han transcurrido más de 12 horas desde que comenzó su jornada en el set de filmación y no hay señales de cansancio en Christian González. Es uno de los protagonistas de Dirección opuesta, como finalmente se llamará la película basada en la novela Blue Label/ Etiqueta azul de Eduardo Sánchez Rugeles.

Cuando hace dos semanas se realizó la rueda de prensa para anunciar a los protagonistas, se mantuvo la duda de quién sería el actor que interpretaría a Luis Tévez, el compañero en la historia de Eugenia, interpretada en esta adaptación por María Gabriela de Faría.

“Hice casting hace tres años cuando vine a Venezuela de vacaciones. Pero una de las contrariedades por la que estaba descartado era la edad que yo proyectaba en cámara. Se supone que Luis en un chico de 20 años de edad y yo aparento 25, la edad que tengo”, afirma Tévez.

Mañana comienza la segunda semana de rodaje. Cuenta que quince días antes lo llamó el director Alejandro Bellame para notificarle que estaba entre los seleccionados. “El equipo no terminaba de tomar una decisión y me preguntaron sobre mis posibilidades de viajar al país. Terminaba de finiquitar algunos trámites con la Universidad de Palermo, donde estudié Comunicación Audiovisual. Resolví y compré el pasaje”, cuenta González, que vive en Argentina desde hace siete años y actuó en El rumor de las piedras (2011) de Bellame, con quien debutó en el cine

“Viendo mis fotos caí en cuenta de que fue el primer cineasta venezolano que confió en mí. Su dirección actoral es admirable. Realmente te hace sudar y sentir que lo estás viviendo en vez de actuarlo. Gracias por la escuela y espero con ansias tus siguientes producciones”, escribió González en su cuenta de Instagram, en la que subió una foto con el realizador del año 2011 en Maracaibo durante la promoción del filme.

—¿Cómo resolvieron el problema de la edad?

—El director y el escritor Eduardo Sánchez Rugeles decidieron que Luis Tévez no fuera un personaje que estuviera en el colegio. Más bien es alguien externo. Acordaron que Luis fuera un trabajador de una biblioteca a la que concurren los chamos del colegio.

—¿Cuándo leyó la novela?

—En 2014, cuando Alejandro Bellame me contó sobre el casting, mi viejo me compró el libro. Creo que Eduardo Sánchez Rugeles cuenta una historia real y cotidiana para el venezolano, pero a través de los ojos de Eugenia. Luis es un personaje importante por todas las emociones que siente. De un modo usa su arrogancia para ocultar muchas cosas. No cree lo que puede lograr y tener. Él mismo sentencia su tristeza y soledad. Tiene trastorno límite de personalidad; sin grises, con emociones muy intensas e intentos de suicidio que oculta.

—¿Siente presión por las expectativas que puede haber de los lectores con respecto a su personaje?

—No pienso en eso. Cuando llegué a Venezuela todo el mundo me comentó que en la rueda de prensa no se había anunciado quién sería Luis. He tratado de no caer en ese juego. Prefiero dominar el personaje, que en su arrogancia también es encantador. En mi caso, nunca había trabajado con la arrogancia. Mi personalidad no es así, por lo que esto representa un reto.

—Debutó en el cine con el personaje de William en El rumor de las piedras. ¿Cómo empezó en la actuación?

—Estaba en clases de actuación con Elia K. Schneider, que entonces dictaba un taller en Altamira. Fueron aproximadamente 3 meses y un día asistió Guillermo Londoño, productor de casting. Le dijo a Elia que necesitaba algunos muchachos para una película. Ella seleccionó a dos compañeros y a mí. Fuimos inmediatamente a las oficinas, estudiamos dos escenas e hicimos el casting.

—¿En qué momento comenzó ese interés?

—Antes de El rumor de las piedras estuve en dos telenovelas de Venevisión –Los misterios del amor Arroz con leche– pero mucho antes estuve en Control remoto, que transmitía RCTV. Todo inició en una fiesta a la que fue una cazatalentos. Pidió los números de teléfonos a las personas que les llamó la atención, entre esos a mí. Una semana después nos contactó para un casting. Nunca vi la actuación como algo definitivo en mi vida. Ahora, con lo que estoy viviendo en Dirección opuesta, me doy cuenta de que es lo que me apasiona. Luego de filmar El rumor de las piedras decidí ir a Argentina, pero no con el objetivo de ser actor, sino con la intención de conocer todo sobre este medio, bien sea frente a las cámaras o detrás de ellas.

—¿Hay otros proyectos de actuación?

—Quiero usar esta puerta que me abre Dirección opuesta para comenzar el camino en la industria. Si no es como actor, sobran proyectos detrás de cámara. Sin embargo, mi mayor apuesta, es la interpretación.

—¿Dónde prevé desarrollar su carrera como actor?

—Parece mentira, pero apuesto por Venezuela. A pesar de la crisis, me siento contento de estar acá. Vine por trabajo y creo que esta película abrirá muchas puertas.

—¿Entonces espera que esta experiencia le sirva para actuar en otros países?

—Sí. Me gustaría pasar por Hollywood, aunque no es mi favorito. Pero Gael García Bernal ha actuado tanto en Estados Unidos como en México. Lo mismo pasa con Juan Pablo Raba y su país. Tienen fama, pero siguen buscando nuevos retos.

—¿Quiénes son sus actores preferidos en Venezuela?

—Laureano Olivares, Rosario Prieto y Héctor Manrique. María Gabriela de Faría me ha impresionado. A pesar de su corta edad, es muy profesional.

—En redes sociales se define como actor por naturaleza y realizador por decisión.

—Realizador por lo que estudié, pero en realidad en ese aspecto me gustaría también experimentar el rol de productor, más que la dirección.

Debut premiado en festivales

El debut en el cine de Christian González con El rumor de las piedras de Alejandro Bellame no pasó inadvertido. En el año de su estreno, en 2011, el largometraje participó en el Festival del Cine Venezolano de Mérida, donde obtuvo el galardón como Mejor Película y González recibió el reconocimiento como Mejor Actor de Reparto. Al año siguiente, el filme participó en la selección oficial de la Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo, donde el joven ganó como Mejor Actor.

“Ahora, con Dirección opuesta, estoy viviendo una de las mejores experiencias de mi vida y quiero aprovecharla al máximo. Sé que terminará, pero no quiero pensar en eso”, expresa el actor que estará en Venezuela hasta que termine el rodaje, que durará seis semanas.

En Buenos Aires se ha encargado de la cámara e iluminación de cortometrajes y trabajos institucionales.


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