Drones acuáticos, radares aéreos, estaciones terrenas, sismómetros, boyas submarinas y pozos de sondeo son algunas de las herramientas tecnológicas que analizarán el estado de salud del glaciar Thwaites desde octubre y hasta el año 2023.
Esta masa de hielo situada en el mar de Amundsen, al oeste de la península antártica, ha sido señalada como uno de los glaciares más peligrosos del planeta, pues su colapso –junto con su vecino el Pine Island–, representaría un aumento del nivel del mar planetario de 1 a 3 metros. Ante tal amenaza, el Natural Environment Research Council de Gran Bretaña y la NationalScience Foundation de Estados Unidos decidieron sumar fuerzas para monitorear en conjunto el comportamiento del glaciar, cuyo colapso completo podría ocurrir en los próximos 70 años.
”La Thwaites Glacier Collaboration es un proyecto muy grande, ya que involucra una inversión de casi 25 millones de dólares”, destaca el glaciólogo Andrés Rivera, del Centro de Estudios Científicos de Valdivia, uno de los primeros especialistas en detectar los problemas de adelgazamiento en el área.

Con sus 180.000 kilómetros cuadrados de superficie –casi la misma de Uruguay–, es uno de los glaciares antárticos que ha presentado más cambios en tiempos recientes y que está contribuyendo más que ningún otro al aumento del nivel del mar a escala planetaria.
La estación de investigación más cercana al glaciar y que tiene ocupación permanente está a más de 1.600 kilómetros de distancia, por lo que la misión también implicará un despliegue logístico aéreo y naval inédito en el área.


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