Transportar el equipaje de los atletas, guiar a los espectadores discapacitados y ejercer de intérpretes para los turistas son algunas de las tareas que desempeñarán robots durante los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que servirán de escaparate para la última tecnología nipona.

Los juegos de la capital japonesa serán los primeros en los que los robots tendrán un papel central en la oferta de servicios para deportistas y para extranjeros, lo que permitirá a Japón mostrar al mundo su rostro más futurista, además de cubrir carencias como la escasez de mano de obra o el bajo nivel de idiomas extranjeros.

Como es habitual, las olimpiadas suponen para el país anfitrión una oportunidad para estimular su economía a través de la construcción de infraestructuras y del turismo, y en este caso el gobierno y la organización han querido ir más allá y meter una marcha más a su industria tecnológica.

«Queremos que los Juegos de Tokio sean los más innovadores de la historia, y los robots desempeñarán un papel fundamental en ello», afirmó el vicedirector general de Tokio 2020, Masaaki Komiya, al presentar la semana pasada en la capital nipona dos de los modelos de autómatas que serán empleados en las olimpiadas.

El país asiático, «conocido por ser un líder mundial en robótica, aspira así a aprovechar la cita olímpica para demostrar que los robots pueden trabajar mano a mano con las personas, aunque para alguna gente todavía resulten abrumadores o sean vistos como algo amenazante», añadió Komiya.

Y es que Japón, pese a que ya no es la potencia tecnológica de antaño y está cada vez más rezagado frente a Estados Unidos o China en campos como las telecomunicaciones o la inteligencia artificial, sí es uno de los países más audaces en la introducción de autómatas en la vida cotidiana .

Muestra de ello son los «androides dependientes» habituales en establecimientos comerciales, como el popular Pepper; otros aparatos menos sofisticados pero capaces de desempeñar labores de recepcionistas en hoteles y de cajeros en supermercados y restaurantes, o el número creciente de modelos con fines lúdicos o de compañía, entre ellos el perro robótico Aibo de Sony y el «robot afectivo» Lovot.

En este contexto, será más sorprendente para los turistas que para los propios japoneses ver en acción en 2020 al Human Support Robot (Robot de Ayuda a Humanos) desarrollado por Toyota, una máquina móvil políglota equipada con pantalla y brazo retráctil que recibirá a los espectadores en silla de ruedas en el Estadio Olímpico, les acompañará a sus plazas reservadas en las gradas y les traerá los alimentos o bebidas que deseen comprar.

Otros aparatos que prestarán servicio a los visitantes serán los pequeños y entrañables Sota, Zukku y RoboPin, y el humanoide Emiew 3, de Hitachi, y el terminal Libra, de mayor tamaño, modelos que han sido probados por el gobierno metropolitano de Tokio para ofrecer información turística en inglés, chino o coreano durante los juegos.

Asimismo, los trabajadores y voluntarios que desempeñen tareas logísticas en las olimpiadas contarán con la ayuda de los «trajes de fuerza asistida» de Panasonic, unos exoesqueletos motorizados que se ajustan a la espalda y a las piernas y que reducen el esfuerzo al levantar o descargar objetos pesados como maletas, cajas o pesas empleadas en halterofilia.

La organización de los Juegos Olímpicos y el Ejecutivo nacional prevén ampliar este «ejército de robots» desplegado durante las olimpiadas con motivo del Proyecto Robot Tokio 2020, una plataforma que reúne a empresas y a centros de I+D del país.

«El objetivo no es exhibir robots por el mero hecho de exhibirlos, sino demostrar su utilidad en la vida cotidiana y cómo pueden ayudar a la gente», señaló el responsable de esta iniciativa, Hirohisa Hirukawa, durante el acto de presentación.

Hirukawa añadió, no obstante, que «ver a novedosos robots en acción» será uno de los atractivos de Tokio 2020 junto a las pruebas deportivas que reunirán a los mejores atletas del mundo.

En cualquier caso, los robots están llamados a ser una solución para algunos de los grandes problemas que planean sobre el horizonte de Japón, entre ellos el amplio número de puestos de trabajo vacantes por la falta de mano de obra o el acelerado envejecimiento de su población.


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