Como parte de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, el gobierno de Donald Trump amplió el veto hacia Huawei y ordenó a las empresas estadounidenses anular toda operación conjunta. Esto significa que ni Google, ni Qualcomm, ni Intel pueden venderle nada, ni cooperar con ellos, sin la autorización  del gobierno estadounidense.

El impacto para Huawei es enorme: la compañía fue la tercera en ventas en el mundo en 2018, había superado a Apple en el inicio de este año y muchos la veían como la número 1 para 2020. La orden frenará notablemente este crecimiento. Pero: ¿de qué manera?

¿Dejarán de funcionar los teléfonos Huawei?

Para los teléfonos que hoy están en el mercado en manos de clientes (tanto de marca Huawei como Honor, su otra línea), el único impacto conocido por ahora es el fin de las actualizaciones de seguridad que provee Google en forma mensual; el resto de los servicios seguirá funcionando normalmente, llegarán actualizaciones de las aplicaciones vía Google Play, etcétera. No habrá demasiados inconvenientes.

 

Huawei ya prometió que ofrecerá las actualizaciones de seguridad por su cuenta, aunque no indicó cuándo ni cómo; es probable que use la herramienta de actualización que ya tenía, pero también es casi seguro que habrá una demora entre la publicación del parche, su disponibilidad general en el ecosistema Android, y su publicación para equipos de Huawei.

¿Qué sucederá?

Para los equipos venideros, Google no puede dejar, por orden del gobierno estadounidense, que Huawei use sus servicios.

La firma china puede usar Android (que es un sistema operativo de código abierto), pero en la versión que se conoce como AOSP: no puede instalar la tienda de apps de Google, ni usar sus mapas, Google Assistant, etcétera (lo que se conoce como Google Play Services). Para Huawei no es inédito: así es como funcionan sus equipos en China, donde -al igual que los dispositivos de Xiaomi, Oppo, Vivo, etcétera- reemplazan toda la oferta de servicios de Google por una propia.

Amazon hace lo mismo con su línea de dispositivos Fire: es compatible con el resto de Android, pero usa sus propia tienda.Lo mismo va para Microsoft, Facebook, etcétera: son empresas estadounidenses y no pueden comerciar de forma alguna con Huawei si el gobierno de Estados Unidos no lo permite.

En lo que refiere al hardware la situación es la misma (Qualcomm no puede venderle chips ni tecnología), pero aquí Huawei tiene su plataforma propia, con los chips Kirin que ya usa en sus teléfonos, y su propia línea de módems, es decir, las dos piezas clave en un teléfono; no tendrá problemas en encontrar proveedores de pantallas, baterías y memorias en la propia China.

El problema de Huawei

Para Huawei el problema no está en Estados Unidos, donde ya casi no tenía presencia, ni su futuro en China, donde la prohibición no la afecta, sino en el resto del mundo. En Europa, por ejemplo, fue el mayor vendedor de teléfonos en nueve países en el primer trimestre del año, según IDC. Ahora podrá vender un equipo en esas naciones, pero si no incluye la tienda oficial de Google pierde muchísimo valor, aun si encuentra cómo reemplazar los servicios por los de otras empresas.

Aunque Android es abierto y cualquiera puede montar su tienda de aplicaciones sobre él, la enorme mayoría del software asume que los servicios de Google están presentes, y los buscará en el equipo; si no los encuentra, emitirá un mensaje de error. Y si bien los creadores de aplicaciones pueden hacer una versión que busque alternativas (como los títulos compatibles con la tienda de Amazon, que apelan a otro buscador, otro servicio de mapas, etcétera), lograrlo lleva tiempo. Los usuarios eventualmente pueden agregar todos los servicios de Google a su teléfono Huawei «restringido» (como puede hacerse hoy con los que vienen de China sin esas funciones, o los de Amazon), pero no es esperable que lo haga todo el mundo.

Para Huawei el principal problema no es Android (y de hecho muchos rumores dicen que hace años viene trabajando en su propia versión) ni el hardware, sino el acceso a las aplicaciones de las que dependen sus usuarios en todo el mundo. Y el hecho -crucial- que la compañía tiene que cambiar sobre la marcha un sistema que lleva años de previsión; no está claro qué sucederá con los modelos que la compañía tenía planeados para el resto del año, por ejemplo (dependerá de cómo sean los acuerdos entre Google y Huawei previos a la decisión del gobierno de Donald Trump).

¿Por qué podría afectar a Apple?

La cosa no está tan clara para el resto de los fabricantes chinos ya que no fabrican infraestructura de redes, el principal punto de conflicto entre Estados Unidos y Huawei; pero entre todos ellos controlaban el 43% del mercado mundial de smartphones en el primer trimestre del año. Samsung se llevó el 23% y Apple el 12% de las ventas, según IDC.

El gobierno chino también podría ordenar a los fabricantes de su país dejar de usar procesadores de Qualcomm, Intel o AMD, por citar solo algunos ejemplos, con lo que afectaría las ventas de todos ellos en el mercado más grande del mundo.

Aun si las cosas se resuelven (es decir, si se vuelve a habilitar la colaboración entre Google y Huawei), la compañía china quedará con la imagen golpeada. Nada impide que más adelante vuelva a sufrir un bloqueo similar. Por ahora, el principal beneficio lo sacan las compañías chinas -que tienen un competidor menos- y Samsung, que gana algo de tiempo para mejorar su oferta y no tendrá, por ahora, a Huawei mordiéndole los talones.

¿Por qué EE UU tomó esa decisión?

El gobierno de Estados Unidos cree que permitir que una compañía china participe en algo tan crucial como las redes de telecomunicaciones de un país -en este caso, por el 4G y el 5G- es un problema de seguridad nacional, pues tanto Huawei como ZTE tienen lazos estrechos con el gobierno de su país, y podrían ser usados para espiar al gobierno estadounidense. De hecho, la semana pasada Trump firmó una orden que le permite a su gobierno impedir que las operadoras compren equipos de telecomunicaciones de fabricación extranjera, sin importar su origen.

Xi Jinping y Donald Trump se verán las caras el mes próximo en la Cumbre del G-20, en Japón. Mientras tanto, los usuarios de Huawei de todo el mundo sufren por un pleito del que no tienen la culpa.


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