Los Filis de Filadelfia nacieron en 1883. Son ya 135 años de historia para uno de los equipos más antiguos del beisbol profesional, con más de 20.000 juegos disputados. Únicamente seis novenas han celebrado tantos encuentros o más, y todas se remontan al Siglo XIX. Por eso es una sorpresa que Wilson Ramos esté por convertirse, apenas, en el segundo receptor titular venezolano en esa franquicia.

El 31 de julio, cuando supimos del cambio que envió a Ramos a la Ciudad de la Libertad, recibimos de golpe el recuerdo de una imagen que nos llevó a aquellos buenos, viejos tiempos. Fue la remembranza de Baudilio Díaz con el uniforme de rayas rojas con el que tanto brilló.

Baudilio fue el primer catcher criollo de esa divisa y el único que, hasta ahora, ha jugado a diario, contando los cafecitos que se tomaron allí Clemente Álvarez (con dos compromisos, en 2000) y Humberto Quintero (24, en 2013).

El inolvidable mirandino ya era uno de los principales astros de la afición nacional cuando fue cambiado a los cuáqueros, en noviembre de 1981, en un pacto a tres bandas que involucró a cinco peloteros. Poco tiempo atrás, había quebrado el récord de jonrones de Bob Darwin en la LVBP y era uno de los puntales, junto a Antonio Armas, de aquel Caracas que conquistó el tricampeonato, una hazaña que únicamente han logrado el Valencia, antes, y Aragua, después.

Aquí estaba en la cresta de su fama. Pero allá esa nombradía apenas empezaba. En ese año 81 se adueñó de la titularidad con los Indios, su segunda organización, y fue llamado al Juego de Estrellas en días que fueron de fiesta para la fanaticada local.

La foto de Baudilio junto a Armas, David Concepción y Manny Trillo en aquel Clásico de Julio engalanó las páginas centrales del diario Meridiano, para felicidad de quienes seguíamos con devoción a nuestros pocos bigleaguers de ese tiempo.. Y causó tanta emoción como aquella otra del nativo de Cúa festejando con Len Barker, tras recibirle uno de los poquísimos juegos perfectos que se han tirado en las Grandes Ligas.

Cleveland vendió alto y Filadelfia compró bien. En el pacto, San Luis recibió a Lonnie Smith y los indígenas a Silvio Martínez, Scott Muninghoff y Larry Sorensen. Para los cuáqueros, se trató de ceder a Muninghoff y Smith, un veloz jardinero de vocación ofensiva, que ayudaría a Reales a ganarle a los pájaros rojos la Serie Mundial de 1985, al ser enviado a Kansas City un tiempo después.

Buscaban los Filis al sucesor de Bob Boone, el veterano receptor que les ayudó a conseguir la corona en 1979. Y sin duda lo encontraron..

Baudilio había ganado notoriedad en 1981, al meterse entre los líderes bateadores de la Liga Americana, para cerrar con .313 de average, y siguió su despliegue con 18 jonrones en 1982, su tope personal, en una carrera que sumaría 13 campeonatos. Aquella vez disputó su única postemporada y su única Serie Mundial, que su escuadra perdería ante los Orioles.

La fama como catcher de perfil ofensivo y sólida defensa le duró un buen tiempo más, hasta su paso por Cincinnati, a mediados y finales de aquella década. Por eso fue tan fácil recordarlo, al saber del cambio de Ramos, otro mascota como él, pesado al correr, seguro con las manos y un bate de temer, que también espera meter a Filadelfia en la Serie Mundial.


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