La imagen es dura y debería causar vergüenza y escándalo. Escoltados por la policía, los árbitros dejaron el terreno del estadio Universitario, bajo una lluvia de proyectiles y protegidos por un techo de escudos.

El epílogo del juego dominical entre Leones y Caribes nunca debió suceder. Pero episodios violentos y repudiables han ocurrido cada vez con más frecuencia en esta recta final.

No solo los umpires, también los jugadores fueron objeto  de agresiones. Pasó ese día, en Caracas, y antes, en Valencia. Los ánimos caldeados por lo que está en juego en esta recta final, aunado a la ingesta alcohólica y a una actitud que para algunos tiene años, en cuanto a que pagar una entrada es una licencia de corso para proferir los más gruesos insultos y, de cuando en cuando, lanzar cosas con la intención de golpear.

El beisbol todavía no toca el fondo que otros deportes han tocado, aunque episodios como este, en la UCV, y la saña vista en la golpiza decembrina entre caraquistas y guairistas, se convierten en nuevas señales de alerta, un petitorio de acciones urgentes por parte de la LVBP.

La Venezuela que vivimos está signada por la violencia, originada a menudo por la injusticia y la impunidad. Pero eso no la excusa, aunque la explique, y el beisbol no solo debe, sino que puede diferenciarse de lo que es cotidiano, allá afuera, en las calles y en nuestra sociedad.

Lo hemos dicho muchas veces y volveremos a repetirlo, porque no pierde el tiempo quien lo emplee en pedir medidas y correctivos.

La liga debe sancionar, cosa que normalmente hace. Los aficionados deben comportarse como ciudadanos, no como trogloditas. Y los peloteros deben evitar reacciones que les lleven a caer igual de bajo, entendiéndose que son humanos, que están sometidos a agresiones verbales y a veces físicas, pero que es a partir de ellos que debe construirse una cultura diferente.

Y con esto, volvemos a un tema recurrente: la necesidad de que nuestra pelota haga un esfuerzo para luchar contra esto, del único modo que puede hacerlo.

El circuito sabe del impacto que puede ejercer sobre el país una campaña de opiniónSi no fuera así, no habría invertido todo lo que ha invertido en esa que actualmente busca resaltar la intrínseca relación entre el beisbol y la venezolanidad. Eso está muy bien. Pero estará mejor el día en que la LVBP y los ocho equipos coordinen otra campaña que resalte los valores de la deportividad, de la no violencia y el reconocimiento del otro. No hay metáfora más elocuente para esto que el deporte, y no hay mayor oportunidad perdida que esta.

Lo hemos dicho tantas veces y lo seguiremos repitiendo. No cuesta nada grabar videos con los líderes de cada equipo y poner mensajes en las pizarras gigantes y en el sonido interno, pancartas en los estadios y declaraciones de paz en las redes y sitios web de los clubes. Así como se hace con otros asuntos que la liga considera más urgentes, así puede hacerse aquí.

No es un favor, el que se pide. Es una medida urgente ante situaciones de violencia vergonzosas y lamentables. Y no es poca cosa, lo que se puede. Sabemos, por el Metro de Caracas, que es posible cambiar conductas, y este es el modo que tiene la pelota de contribuir con la Venezuela buena y noble que todos, salvo contadísimas excepciones, queremos construir.

@IgnacioSerrano

www.elemergente.com


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!