El comunicado de Kim Ng, vicepresidente Operaciones de Beisbol de MLB, se titula “Seguridad en Venezuela”. Fue dado a conocer esta semana por el abogado Arturo Marcano y es fiel reflejo de lo que vivimos hoy.

“Como ustedes saben”, empieza, “la situación en Venezuela se ha deteriorado significativamente en las últimas semanas. El colapso de la economía, la escasez de comida y la sublevación civil han generado una situación extremadamente volátil y peligrosa, particularmente para los extranjeros que buscan hacer negocios en el país”.

El grave momento de la República ha llegado al punto de aislarnos también en los diamantes, el pasatiempo nacional, el sueño de miles y miles de jóvenes, el deporte que más éxitos y alegrías ha dado a nuestros compatriotas.

La nota, dirigida a las 30 organizaciones de MLB, incluye una serie de recomendaciones ante los graves episodios que nos han tocado. No es un papel de trabajo más en medio de la contingencia. Es otra vuelta a la tuerca que sofoca una industria que llegó a ser floreciente, próspera y creciente.

Hace menos de dos décadas, más de 20 divisas tenían base de operaciones en la patria del Patón Carrasquel. En cada campamento hacían vida de 30 a 40 jóvenes peloteros, una decena de técnicos, personal obrero y empleados, sin contar con la riqueza que tanto movimiento generaba en las comunidades donde reverberaban esos complejos. Multipliquemos eso por 23, en el eje formado por Aragua y Carabobo.

Los controles, la inseguridad personal, la dificultad para conseguir alimento para grupos tan grandes, en esta economía de posguerra que padecemos desde hace años, todo eso y más, hizo que los equipos se fueran marchando a la República Dominicana, llevándose a unos pocos, dejando atrás la maquinaria que generaba aquel movimiento.

Así se fue vaciando el que fuera un eje peloteril, así desapareció incluso la Venezuelan Summer League. Así se sumieron en la pobreza centenares de familias que dependían de esta industria para dar de comer a sus hijos.

La torpeza de nuestros gobernantes devastó casi todo aquello que llevaba el Hecho en Venezuela, aplicando repetitivamente las mismas medidas que nunca han funcionado para bien. Ni siquiera en China o Vietnam se controlan los precios y el mercado cambiario, no hablemos ya del control de la inseguridad y el abastecimiento de productos de primera necesidad. Allá, como dijera en su momento Deng Xioping, aceptaron que no importa el color del gato, con tal de que cace ratones. La ideología no impulsa los países hacia adelante. El trabajo sí, y la posibilidad de conseguir prosperidad personal mediante ese esfuerzo.

El resto de América Latina lo sabe muy bien. Hasta en los países de economía pequeña, como Nicaragua o Bolivia, hay libertad de industria, de precios, de mercado cambiario, no hay escasez ni inflación.

MLB ha pedido a sus divisas que limiten la venida al país, que los scouts y agentes pauten sus eventos lejos de estas tierras. Ahora hacen recomendaciones casi insólitas, como abstenerse de usar otro aeropuerto distinto al de Valencia o centralizar todo el trabajo en el complejo de Empresas Polar, cerca de Guacara, redoblando los mecanismos de seguridad y otras medidas.

Así está la que fue una boyante industria. Así está nuestra amada Venezuela.

@IgnacioSerrano

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