Una nueva era en el beisbol venezolano ha comenzado. El ascenso de Gleyber Torres a los Yanquis, el domingo, seguido por el llamado que los Bravos hicieron a Ronald Acuña jr., dos noches después, abre un capítulo especial que promete grandes cosas en los próximos años.

Es verdad que ambos todavía deben demostrar su valía, convertir en hechos eso que analistas y scouts decimos de ellos. Incluso si desde temprano descifran el pitcheo en las Mayores, necesitan mantenerse saludables. Pero nunca antes habían coincidido en la MLB dos novatos criollos que reunieran tantas expectativas. Ambos trituraron las Menores, ambos recibieron el premio al Jugador Más Valioso de la Arizona Fall League y ambos disfrutaron la hazaña de haber conseguido ese galardón a una edad récord: Torres primero, en 2016, y Acuña después, el año pasado.

Es una feliz coincidencia que los dos llegaran a las Grandes Ligas con menos de 72 horas de diferencia.

Chico Carrasquel y Luis Aparicio marcaron época en los años 50. Víctor Davalillo y César Tovar insurgieron en los 60. David Concepción y Manny Trillo protagonizaron desde mediados de los 70 a mediados de los 80. Andrés Galarraga, Oswaldo Guillén y Omar Vizquel son las caras más emblemáticas de los 90. Bob Abreu, Freddy García y Richard Hidalgo emergieron al borde del siglo XXI. Miguel Cabrera, Francisco Rodríguez y Johan Santana surgieron con la nueva centuria. José Altuve y Félix Hernández son los reyes del presente. Torres y Acuña son los dueños del futuro.

Otras estrellas fueron llegando y acompañaron a aquellas. Antonio Armas, Baudilio Díaz, Carlos Guillén, Víctor Martínez, Carlos González, Carlos Carrasco y otros han sido grandes protagonistas por mérito propio. Todos tienen o tendrán un lugar en el Salón de la Fama de Valencia. Y sin duda cada aficionado podría reordenar las cartas y ofrecer su propio póker de ases, década tras década.

Nunca antes, sin embargo, ocurrió que dos nativos se graduaran en medio de tanta atención y entre tantas primeras planas.

Torres ofreció cuatro ruedas de prensa en sus primeros tres días en el Bronx. ¡Cuatro! Fue rodeado por los periodistas apenas llegó al Yankee Stadium y después de debutar, cuando dio su primer hit y cuando empujó por primera vez. Siempre las mismas preguntas y el mismo interés. Eso no le pasa a cualquier recluta.

Acuña jr. era buscado por las cámaras desde que estaba en Triple A. Se ganó el derecho de ser bigleaguer con un explosivo Spring Training, pero su escuadra necesitaba tenerlo en las Menores durante cuatro semanas más, para ganar un séptimo año de control sobre él. Tiene tanto futuro, que los aborígenes le ofrecieron un contrato de seis temporadas con opciones hasta 2026 ¡antes de llegar a las Grandes Ligas! Eso tampoco tiene precedentes entre venezolanos, ni entre novatos de cualquier nacionalidad.

El comienzo, en teoría, puede ser lento e incluir tropiezos. Acaban de asomarse al máximo nivel. Es un verdadero desafío el que enfrentan. Pero son jugadores especiales, aves muy raras, que han mostrado contacto, poder, buen brazo, velocidad, guante seguro, disciplina en el home, confianza en sí mismos y capacidad para aprender con rapidez.

Puede ser muy emocionante lo que está por empezar. Una nueva era para nuestro beisbol.

@IgnacioSerrano

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