En honor a Tito, mi Luz…

La prosa se ha puesto rebelde, cual brioso semental. En esas ocasiones suelo verbalizar sustantivos y sustantivar los verbos, coleccionar muchos adjetivos y guardarlos en una línea sustantiva, los parto en pedacitos, hago añicos las oraciones y las vuelvo a construir, me hechiza la libertad gramática y la amplitud de la oratoria. Me gusta la lírica del alma, la versificación de los sentimientos, las alusiones celestiales y el hipérbaton, me gusta hablar y escribir todo el día, si es posible, toda la noche, toda la eternidad, como si se tratara de planchar una camisa eternamente arrugada. Es un don, una vocación, y esta vez lo haré de algo que muchas veces mencionamos pero no analizamos a profundidad: La vida.

En ausencia de luz, la obscuridad prevalece y en nuestra vida debemos escoger qué tipo de luz somos. Hay quienes son como la luz de una linterna que solo alumbran su camino y dirección, otros que son luz de vela que iluminan a su alrededor, pero con los vientos del conflicto y los retos pronto se apagan, algunos son luz de foco, estáticos, iluminan sin moverse y otros más son como flashes que iluminan a la misma velocidad que se apagan, pero me gusta pensar que todos podemos ser como el fuego de una antorcha que arde e ilumina a pesar de los vientos en contra y difícilmente se apaga ya que emana de lo profundo y el eterno poder que fue depositado en nuestro corazón, algo más importante, su propósito es el encender otra antorcha y la meta final es prender un fuego que nos ilumine el camino a todos. 

Sin importar creencia y color de piel, todos tenemos una luz que defender en una batalla con miles de flancos, una epopeya a la cuál hemos sido llamados, y aunque la lucha se incremente y parezca más dura, RENDIRSE, NO es una opción o posibilidad, NI HOY, NI NÚNCA, NI JAMÁS y para eso, debemos dejar de vivir a la defensiva con nuestras metas y comenzar a vivir a la ofensiva con nuestros sueños. Sueña hasta que tus sueños te hagan erizar la piel, vive hasta que tu vida alcance la plenitud. 

Todos los días, mantén en alto tu bandera, aunque cueste el último aliento. Recuerda por qué empezaste y revive la llama, usa tus talentos y dones porque son un vehículo perfecto, son tus pasos en el camino, son herramientas poderosas de construcción, pero de nada sirven sin la constancia, sin el poder de la ejecución, sin la firmeza de tus decisiones, sin el enfoque de tu visión y sin la claridad del propósito.

La capacidad de resistencia, resiliencia y persistencia ante la adversidad es lo único que te asegurará llegar a la meta. Se te está permitido fallar, pero jamás darte por vencido y mucho menos ser mediocre ya que lo que hacemos en vida resonará en la eternidad.

 @JorgeFSambrano

_*#RendirseNoEsUnaOpcion*_


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