Esta es una columna que no queríamos vernos obligados a escribir. Palabra.

Allá por diciembre, en medio del modo inapropiado en que la LVBP manejó el caso de Jesús Valdez, esperábamos que, para bien de las instituciones, no resultara positivo por dopaje.

Ya sabemos lo ocurrido esta semana. Sumémoslo al recuento.

La Comisión Antidopaje decidió realizar una prueba de orina a Valdez, apelando al artículo 17° del reglamento, que permite los exámenes sin sorteo, cuando exista duda razonable.

El slugger se negó, por recomendación de su equipo, el Magallanes.

La Comisión Antidopaje elaboró un informe, mediante el cual declaraba positivo por dopaje al Cacao, como estipula la norma: toda negativa se asume como declaración de culpabilidad.

La directiva de los Navegantes alegó que no hubo justificación escrita para el procedimiento. La regla no dice que eso deba ser así y deja la solicitud escrita como un acto opcional, no obligatorio.

El alto mando de la liga paró el proceso y convocó a todos los equipos, para una consulta. La mayoría decidió que el jugador debía examinarse. Para sorpresa general, lo siguiente fue publicar un comunicado, donde la directiva de la LVBP acusó de mal manejo del caso a la Comisión Antidopaje, ordenando, sin embargo, que Valdez fuera a un test.

La comisión renunció en pleno, al verse emplazada de ese modo. Directivos de la liga ocuparon sus cargos, como ordena el reglamento. Dos meses después, estalla la bomba: el toletero sí estaba consumiendo esteroides.

Las instituciones habían sufrido gravemente, al quedar descabezado el comité que durante más de tres años coordinó la lucha contra el uso de sustancias controladas. La reputación de nuestro pasatiempo nacional sufrió un remezón. ¿Por qué agitar la polémica contra la Comisión Antidopaje? Y aunque el quisqueyano en efecto haya seguido instrucciones de los turcos, retrasar la prueba una semana ya conllevaba el riesgo de que el resultado fuera negativo, pues las rastras en la orina desaparecen con el tiempo. Todo eso, sin olvidar que los únicos acusados como culpables fueron los únicos que aplicaron la letra del reglamento.

Hay antecedentes que el gran público no maneja: relaciones tensas entre algún integrante de la comisión y el Magallanes que se remontan a mucho tiempo atrás. Es imposible no temer que posiciones personales hayan nublado el buen proceder de todos.

Ahora que ya se sabe quiénes actuaron bien, la LVBP entrega un comunicado donde informa sobre el positivo del Cacao, retirándole sus reconocimientos como Jugador Más Valioso y Productor del Año. Muy bien por esto último.

No ha habido, sin embargo, una necesaria aceptación de responsabilidades. El sistema de controles está severamente amenazado. Lo que ocurra en los próximos meses, para bien o para mal, será consecuencia de este asunto.

Esta es la primera entrega que haremos sobre este tema, porque hay mucho que cortar. Vale para poner los puntos sobre las íes y dejar claro una premisa crucial: el único camino para dar credibilidad al beisbol profesional venezolano pasa por fortalecer la Política Antidopaje, con una norma más estricta y una nueva comisión que cuente con pleno respaldo para hacer su muy necesario trabajo, que es velar por la salud de los peloteros y por el juego limpio.

@IgnacioSerrano

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