Mucho se ha hablado de la necesidad que activemos más y mejores mecanismos para dar con el traste a la usurpación, frente a ello se ha comentado y estudiado muchos métodos entre ellos la cooperación internacional, y en particular una de sus acepciones la reincorporación de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR). 

Pero, deseos no empreñan, como dicen en mi tierra. Tenemos que ser más activos en procura de materializar los medios posibles para la transición. 

Bien lo dijo el encargado de la política exterior de los Estados Unidos, Mike Pompeo, uno de los grandes obstáculos para desalojar al usurpador venezolano son los factores políticos dentro del país. Y otro vocero gringo, un senador demócrata, dijo sin pelos en la lengua que “nadie ha pedido formalmente la intervención de los Estados Unidos”. 

Hemos pecado nosotros mismos, tenemos que tener una política más proactiva en este tema. Tenemos que despojarnos de temores, paradigmas absurdos y falsos nacionalismos que sólo ayudan a que la tiranía se prolongue en el tiempo. 

Mientras más tardemos en solicitar ayuda internacional, mientras más nos demoremos en activar el Tiar, el 187#11 y cualquier otro mecanismo, más se afianzará el régimen y  más venezolanos sufrirán las consecuencias de un régimen atroz y perverso. 

Tomemos el ejemplo de Israel, una nación que posee uno de los mayores ejércitos del mundo, que ha ganado diversas guerras en contra de enemigos más grandes y poderosos que ellos, pero a pesar de todo esto no tiene vergüenza de pedir auxilio a los Estados Unidos ante la amenaza que significa Irán. 

Si un Estado como el de Israel, bien armado, con un ejército profesional activo, y con experiencia, no tiene complejos en pedir ayuda, con más razón lo puede hacer una población desarmada, vilipendiada, agredida y sometida a los caprichos de un usurpador como es la venezolana.

La Asamblea Nacional debe aprobar el reingreso de Venezuela al Tiar con premura, así como el 186#11 y formalmente pedirle a los Estados Unidos, a las naciones democráticas del continente, a la Organización de Naciones Unidas que den el paso de socorrer a nuestra población. 

Lo que ocurre en Venezuela no es sólo problema de nosotros los venezolanos, la crisis en el país se está extendido con cada vez más fuerza a todo el continente; y  no hablo solamente de la emigración nacional que es una de las más grandes del mundo, sino que me refiero a problemas sociales y económicos, e incluso militares, en el continente. 

Todos los venezolanos y todos los latinoamericanos, tenemos que dar un paso al frente, tenemos que despojarnos de temores y de dudas, para avanzar en la construcción de una Venezuela libre y de un continente sin problema, sin violaciones de los derechos humanos, sin agresiones, sin opresiones ni miserias como las que padecemos aquí en Venezuela en este preciso  momento.


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