En los primeros días de marzo, una larga conversación por teléfono con un hombre relacionado al beisbol venezolano desembocó en un nombre: Mike Rojas. El mentado tenía solo un día de haber sido confirmado como el manager de los Leones del Caracas para la temporada 2017-2018. Una detallada descripción del personaje fue realizada por el anónimo, pero se detuvo al soltar una frase atrevida: “Anótalo. El Caracas va estar metido en los papeles este año”.

La mitad de las probabilidades apuntan a que el emisor del mensaje exageraba. Tal vez esa era la manera de inocularle energía a su admiración por Rojas. Pero el otro 50% de las posibilidades se convierten en un augurio bien fundamentado. El hijo de Octavio “Cookie” Rojas ha sido un ser omnipresente en el beisbol del Caribe y, a su vez, etéreo.

Sus asesorías ayudaron a los Tigres de Aragua a conseguir el campeonato de la zafra 2015-2016. Goza de una larga carrera técnica en las menores y en las mayores, en donde fue coach de bullpen de los Marineros de Seattle, eso significa buena reputación. Pero es ahora, bajo la atracción mediática que significa ser el piloto de los capitalinos, que ha mostrado su rostro al público de la LVBP.

Sin embargo, y como suele ocurrir con las apariciones de personajes enigmáticos, verlo no resuelve el misterio, solo lo incrementa. Si Rojas corta un poco su piel brotará la efervescente sangre cubana, aunque haya nacido en Miami y su lengua materna sea el inglés. Su dominio del español y acento antillano lo delatan, tanto como el misticismo de su comunicación. Le gusta guardar secretos, una característica de estrategas caribeños, antónimos de la franqueza norteamericana.

“Señor, Rojas… Jesús Valdez le ha hecho mucho daño a Leones… ¿Cómo se puede enfrentar a un hombre que se ensaña tanto? ¿Qué plan creen que lo podría detener?”, se le preguntó una vez. Alfredo Pedrique, el anterior piloto de la manada, con su romance con las palabras, habría desarrollado una larga exposición para responder la interrogante. Dave Hudgens hubiese analizado la capacidad para batear de enemigo. Rick Sweet hablaría francamente, como Tim Teufel. Y Frank Kremblas hubiera sido una moneda al aire: sus frases podían ser tan serias como su apretado mentón, o tan inquietantes como su manía de rasurarse los brazos en pleno juego.

Rojas solo se limita a decir: “Sí, tenemos un plan”, para después sonreír y no darle chance al nacimiento de la pregunta universal: ¿Por qué? No es algo que solo emplee al momento de hablar de una estrategia. Lo usa siempre, desde la evaluación de sus lanzadores antes de inscribirlos en el roster, como con sus ideas de beisbol. Eso no lo hace un mal manager, ni tampoco poco comunicativo con sus dirigidos, solo misterioso.

Tal vez era hora de que llegara un hombre así –amante de los secretos y con un carácter volátil- al Caracas. Y los números lo apoyan. Los melenudos tuvieron un récord de 17-11 en sus primeros 28 encuentros de la campaña, es el mejor registro del equipo en el último lustro. De hecho, los avileños no gozaban de una foja tan positiva en los 28 primeros encuentros desde que Hudgens ganó 21 y perdió 7 en la temporada 2009-2010.

Aun es indescifrable el destino de Rojas y Leones. Lo cierto es que la predicción de aquel conocedor del beisbol se ha cumplido en la primera mitad de la campaña: “Están metidos en los papeles”.

@AnSanchezRu


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