A mediados de 1972, Roberto Clemente aún corría desesperadamente tras el registro que pretendía alcanzar esa misma temporada: ser el undécimo bateador y el primer latinoamericano en al menos coleccionar 3.000 imparables en las Grandes Ligas.

El tiempo estaba en su contra. Al comienzo de la campaña el toletero boricua solo necesitaba 118 imparables para llegar a la meta. En condiciones normales en medio del calendario de 155 encuentros, debía arribar entre julio y agosto, pero los dolores crónicos en la espalda lo apartaron en dos oportunidades de la alineación de los Piratas de Pittsburgh, así que en el amanecer de septiembre, todavía no conseguía traspasar la puerta de la historia.

Entretanto, los Piratas forcejeaban con los Cachorros de Chicago y los Mets de Nueva York por la corona en la División Este de la Liga Nacional. Justo en uno de esos encuentros cruciales, Clemente fue a batear con corredores en segunda y primera. Entonces decidió solo rodar la pelota hacia la parte derecha del cuadro para colocarlos en posición anotadora. Willie Stargell siguió con un sencillo impulsor de dos carreras, y otro imparable de Bob Robertson, lo trajo al plato con la rayita de la ventaja. Al final, Pittsburgh venció 4 a 3 al Nueva York.

Este preámbulo es para resaltar una convicción inviolable: nada ni nadie está por encima del equipo, ni más allá del fin supremo del juego, ganar. Sin embargo, cómo eludir el íntimo deseo de conseguir un éxito personal, sin que el empeño envuelva un pecado capital.

Y he aquí el origen de estas líneas: ¿cuáles serán las metas particulares de algunos de los peloteros venezolanos en la gran carpa en 2018? Vislumbramos la posibilidad de entrevistarlos, pero optamos por imaginarlos. Incluso a riesgo de equivocarnos. No obstante, tenemos la casi certeza de no estar tan alejados de sus reales ilusiones. Como toda selección, esta es caprichosa y excluyente. El espacio no se compadece con nosotros y aquí vamos.

Miguel Cabrera se alista para su décima sexta temporada en las mayores. Lo tiene todo, o casi todo. 4 títulos de bateo, una triple corona, 462 jonrones, 1.613 empujadas, 10 Juegos de Estrellas, 2 Series Mundiales. Cifras que muy pocos han amasado en un lapso de tres lustros. Con todo eso, el inicialista de los Tigres de Detroit sueña con un Guante de Oro” como el mejor primera base de la Liga Americana.Reconocimiento que trae en sí una dificultad: en absoluto no depende de él por muy bien que se desempeñe. Tendría que esperar por el veredicto de los managers y coaches del circuito.

Elvis Andrus, el campocorto de los Rangers de Texas ya suma 9 campañas en las Grandes Ligas. En ninguna ha tomado parte en menos de 145 encuentros. Al recordar la herencia dorada de los shortstops venezolanos en la gran carpa, es probable que Andrus viva obsesionado por unirse a Omar Vizquel, Luis Aparicio, David Concepción, Oswaldo Guillén, César Izturis y Alcides Escobar, que entre todos acumulan 28 Guantes de Oro en la posición. ¿Cómo es que todavía no tengo un lugar entre ellos? Su situación es idéntica a la de Cabrera. Terceros decidirán por él.

A todos, Carlos Carrasco nos tiene a la espera de un ascenso definitivo a la crema de la crema del pitcheo en las mayores, o si se quiere, en la Liga Americana. Las lesiones no le han permitido llegar hasta esa cofradía aunque el año pasado envió señales alentadoras. El derecho de los Indios de Cleveland fue líder del circuito con 18 victorias y solo padeció 6 reveses. Fue cuarto en la votación para el Cy Young y en 2015 también recibió votos y cerró en el puesto trece entre los votados. ¿Qué otra aspiración podemos suponer tendrá Carrasco este año? ¡Por Dios, finalmente un Cy Young!

José Altuve, con qué soñará mientras duerme. Bueno, comenzará la temporada con un flamante contrato que le garantizará 150 millones de dólares por las próximas cinco temporadas. Para dormir tranquilo. Solo que al pasar la raya de cal los pormenores del juego entran en acción e invaden la mente. No es poca cosa lo conseguido por el camarero de los Astros de Houston en los 4 años anteriores y apenas tiene 7 en la gran carpa: 3 coronas de bateo, un “Guante de Oro”, un anillo como ganador de la Serie Mundial.¿Qué pediría para 2018? Especulemos: proseguir su escalada y ver hasta dónde llegará.

Es mucho el trayecto que Salvador Pérez, el cátcher de los Reales de Kansas City, tiene por delante. Pero su sexta temporada con más de 100 juegos detrás del plato es una opción valedera. Fue la marca de fábrica de 2 de los mejores receptores de todos los tiempos, Johnny Bench con 13 y el boricua Iván Rodríguez con 17. Por algo se empieza.

Al final, Roberto Clemente disparó su imparable 3.000 en el encuentro 152 de la temporada de 1972 y los Piratas atraparon el banderín divisional. De allí pues, que cualquiera de estos logros señalados, por qué no representen conflictos de interés y deriven en una aparición en la post temporada.


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