No es una hazaña conectar tres jonrones en cuatro juegos. En esta temporada, dos venezolanos consiguieron cadenas de cinco encuentros depositando la pelota en las gradas. Con tales seguidillas, Eugenio Suárez y Odúbel Herrera igualaron el récord histórico para venezolanos y Suárez inscribió también su nombre en la marca de franquicia de sus Rojos de Cincinnati.

Que fuera Orlando Arcia el autor de esos tres estacazos de vuelta completa en tan corto período sí resulta noticioso. El campocorto de los Cerveceros creció en las granjas como un legítimo prospecto, no sólo buen defensor, también capaz de hacer daño con el madero. Pero esa proyección sufrió un súbito alto este año, cuando el anzoatiguense incluso fue enviado a Triple A por los lupulosos, mientras su average rondaba la Línea Mendoza y sus problemas para descifrar los envíos quebrados le impedían contribuir.

Sus tres vuelacercas en esta ocasión, tantos como los que sumó en todo el campeonato regular, no obstante, nos hicieron recordar la curiosa coincidencia de aquellos venezolanos que han conseguido un premio al Jugador Más Valioso en las Series de Campeonato de la MLB.

Son cuatro, y ninguno era reconocido como una fuerza en el home. Por el contrario, tenían la reputación de ser hábiles defensores y fueron sus guantes (y mascota) lo que les permitió disfrutar de largas y reconocidas carreras en la gran carpa.

Desde Jesús Marcano Trillo en 1980, prácticamente cuando comenzó a entregarse la distinción, pasando por Eduardo Pérez y Marco Scutaro, hasta llegar a Alcides Escobar, todos fueron defensores excepcionales, ganadores dos de ellos del Guante de Oro, jamás vistos como sluggers, sino, en el mejor de los casos, como chocadores, capaces de cumplir tareas en lo más alto o en lo más bajo de la alineación.

Trillo ganó el Bate de Plata en una época en la que los infielders del medio del cuadro no sacudían 20 bambinazos ni llevaban a casa 100 carreras. Su figura emerge por su extraordinaria habilidad tomando batazos y lanzando a las bases. Los mejores haciendo swing con aquellos Filis llevaban apellidos linajudos, como Rose, Schmidt y Luzinski.

Qué decir de Pérez, que a mediados de 1999 salió de la banca para convertirse en catcher titular de los Bravos ante una grave lesión de Javier López, explotando en el plato cuando su equipo más lo necesitaba, camino a la Serie Mundial.

Scutaro en 2012 y Escobar en 2014 propulsaron a los Gigantes y los Reales con sus continuas conexiones. Es mucho lo que puede ayudar un jugador de sus características cuando, encima de todo, se suelta a batear.

Quién sabe si Arcia será o no el quinto criollo premiado en esta instancia. No lo estamos sugiriendo. De hecho, uno de sus tablazos salió del parque en el último de la Serie Divisional contra los Rockies y no cuenta para esta oportunidad. Pero al verle volar hacia la goma en el cuarto choque del lance contra los Dodgers, al recordar sus tres jonrones en apenas cuatro cotejos y disfrutar todos los días de su habilidad en el short, viajamos al pasado y rememoramos la curiosidad de que los únicos ganadores criollos del Más Valioso en este tipo de competencia no han sido Andrés Galarraga, Miguel Cabrera, Magglio Ordóñez ni Bob Abreu, sino un puñado de virtuosos del guante, como lo es Arcia hoy.

@IgnacioSerrano

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