Venezuela tiene un presidente interino. Juan Guaidó no solo se juramentó como primera autoridad nacional sino que ya empezó a ejercer la autoridad que la Constitución Nacional le otorga por derecho.

Aplaudo el nombramiento de Gustavo Tarre Briceño como embajador de Venezuela en la Organización de Estados Americanos (OEA), además es un buen síntoma que el presidente Guaidó esté llevando adelante iniciativas con relación de diversos aspectos sobre todo en el financiero.

No obstante, es mi firme opinión que Guaidó como presidente encargado de la república debe avanzar en impulsar a través de la Asamblea Nacional (AN) el nombramiento de un nuevo Poder Electoral, los cinco rectores, ya basta que Tibisay Lucena y su combo siga haciendo y deshaciendo en el Consejo Nacional Electoral.

Es imperioso, que el nuevo gobierno designe un equipo contralor de la nueva administración pública, no solo para impulsar las acciones debidas en el área financiera, como por ejemplo los fondos de la factura petrolera que paga EEUU,  sino para determinar responsabilidades sobre el desfalco multimillonario que han realizado quienes han ostentado el poder por los últimos 20 años y se han aferrado a la usurpación.

Frente a la administración que el presidente Guaidó empezará a realizar de la ayuda humanitaria que los Estados Unidos de Norteamérica enviará a la nación, y ante los ingresos nacionales que percibirá el país, se debe crear un equipo gubernamental que demuestre que la cosa pública puede llevarse con transparencia, pulcritud y decencia.

Creo que todos los demócratas debemos empezar a desconocer de hecho a las instituciones viciadas e ilegitimas como esa Contraloría General de la República, además de la Fiscalía General de la Nación, el adefesio del Tribunal Supremo de Justicia y ese parapeto inconstitucional que llaman Asamblea Nacional Constituyente.

Los venezolanos deben cerrar filas alrededor de Guaidó y expresarle su total apoyo a las iniciativas que se han hecho y se seguirán haciendo. Es un hecho palpable que cada día que pasa Guaidó ejerce más competencias constitucionales y Maduro retrocede a pasos agigantados.

La simple visión del presidente Guaidó en las calles con los ciudadanos, mientras el usurpador se encierra en las cuatro paredes de Miraflores o detrás de piquetes militares, es un claro indicio hacia donde está soplando el viento y quien está ganando esta partida.

Sin embargo, tanto los ciudadanos como el nuevo gobierno de transición tienen un deber encima de ellos. Por un lado, los venezolanos no debemos dejar de movilizarnos y mantenernos en alerta, mientras que las autoridades ejecutivas legítimas en conjunto con los diputados a la AN y los magistrados del real TSJ, que se encuentra en el exilio, deben seguir allanando el camino hacia la liberación final del país.

Estos son, a mi juicio, los pasos que debemos seguir para apuntar a una salida a la actual crisis que atravesamos los venezolanos. No podemos desmayar, no debemos hacerlo.

Tenemos el deber de cumplir con Venezuela, liberándola por completo de ese yugo que llaman socialismo, el cual sembró de hambre, miseria y corrupción a toda la nación y  que además pretende eternizarse en el poder.


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