Los mejores cambios de peloteros ocurren cuando dos equipos logran entregar una pieza que forma parte de un superávit y pueden conseguir aquello que tanto necesitaban. Pues bien, precisamente es eso lo que parece haber ocurrido esta semana, con el pacto firmado por los Bravos y los Cardenales.

Felipe Paulino y Gabriel Lino son dos jugadores con larga trayectoria. El primero fue prospecto legítimo y grandeliga indiscutible, hasta que las lesiones descarrilaron su camino y frustraron lo que pudo ser una importante carrera en la MLB. El segundo ganó el reconocimiento al mejor catcher de la LVBP hace un par de campeonatos y ha sido invitado al Spring Training de las Grandes Ligas en los años recientes.

Margarita necesita liderazgo detrás del plato. Francisco Díaz ha hecho un buen trabajo, pero nunca había sido titular. Se suponía que Elías Díaz estaría ya en acción, pero el grandeliga ha estado ausente. El también bigleaguer Omar Narváez no da señales de querer pasar por la isla. Alex Monsalve fue cambiado a los Tigres, aunque igual no habría podido ayudar, porque está lesionado.

Lara tiene un roster balanceado, pero acaba de perder a su cerrador Ryan Kelly, por finalizar su contrato. Cuenta con un nutrido bullpen, que está en plena audición para definir al nuevo cerrojo.

El pitcheo colectivo de los insulares ha sido uno de los mejores de la zafra, con 4.05 de efectividad. No es una cifra brillante, en términos absolutos, pero le pone en la parte alta. A pesar de eso, la ubicación real de los neoespartanos es el foso. Las 30 derrotas están muy cerca, así como el riesgo de la eliminación. Y la receptoría es la posición más importante del diamante, la piedra angular de una escuadra ganadora.

A los pájaros rojos les sobraba un catcher. Gustavo Molina vuelve a hacer un trabajo notable, con la mascota y el madero, y Yohjan Quevedo ha sido una feliz sorpresa, bateando oportunamente, con un brazo que le ha ganado respeto en las menores de Seattle. Además, el bigleaguer Manuel Piña quiere jugar y espera la autorización de Milwaukee para ponerse los aperos.

Paulino no sobraba en la ínsula, es verdad. Es lo único que resta perfección a este negocio. Lino, a pesar de su trayectoria, sí era prescindible en Barquisimeto, pese a su valor. Así se dio este cambio.

Los orientales le darán la titularidad a su nuevo careta y posiblemente le tendrán allí en la justa venidera. Es joven, bien considerado en el norte y especialista en la defensa.

Los occidentales insertarán de inmediato a su recién adquirido lanzador en los innings finales. Todavía no está claro quién será el heredero de Kelly, pero el manager José Moreno habla de un comité integrado por los dominicanos Ricardo Pérez, José Cisnero y Joán Montero, el brasilero Tiago Da Silva y los venezolanos Johndaniel Medina y Yoervis Medina. A ese grupo se suma Paulino.

Cada novena satisface necesidades con esta negociación. Pero, dada su ubicación en la carrera por los playoffs y el estado de su roster actual, Lara parece ganar más con este acuerdo. Tenía como obligación mantener a tres receptores en el roster, ahora podrá ir con dos, dando un cupo extra al staff de lanzadores, añadiendo una pieza con trayectoria y potencial.

Esa es la historia del buen negocio que acabamos de presenciar.


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