El guion de Nace una estrella es cursi. Sin embargo, ha funcionado comercialmente en todas su versiones. Funcionó en los años cincuenta cuando Judy Garland la protagonizó. También tuvo una buena acogida  en los años  setenta, cuando se hizo una segunda versión con Barbra Streisand y Kris Kristofferson. Ambas cintas estuvieron nominadas al Óscar e incluso Streisand lo ganó en 1977 como compositora  en la categoría de  Mejor Canción original por el tema central de la película: Evergreen.

En esta versión de 2018 Nace una estrella hace todo lo posible por seguir la línea de sus predecesoras. La cinta protagonizada y dirigida por Bradley Cooper intenta hacer de Lady Gaga (por su condición de cantante)  el centro de atención para  darle el impulso que toda película con (y sobre) música necesita.

Lady Gaga encaja en su personaje porque sabe cantar. Este es su mayor mérito. Sin embargo, la película está llena de baches y escollos que te hacen dudar mientras transcurren sus casi dos horas de duración.

No es necesario haber visto las cintas anteriores para disfrutar (o despreciar) esta versión. No obstante, si las conoces, será inevitable caer en comparaciones que siempre son odiosas. No porque la versión de Garland (que en mi opinión es la mejor de las tres) o la de Streisand sean argumentalmente superiores, simplemente porque aunque Lady Gaga es una chica talentosa,  siempre saldrá perdiendo si se le compara con talentos monstruosos como los de Garland o  Streisand.

Claro que esto puede ser subjetivo, y podría determinarse según los gustos musicales de cada espectador. Lo que sí es un hecho es que la película es floja debido a una mala dirección, un guion superficial, actores poco preparados y una edición que muchas veces parece incoherente. Sus mejores momentos son los musicales gracias a las interpretaciones (de ambos protagonistas incluso) capaces de salvar la cinta en los instantes en que parecía hundirse del todo.

Sin embargo, el resultado no cambia: Nace una estrella no es innovadora. Es una historia de amor al peor estilo de Hollywood (cuando quieren hacer cintas obvias y mediocres no hay quien les gane) en ella hay melodrama excesivo, llanto y motivos absurdos para situaciones absurdas. Diálogos pésimos y escenas que no encajan.

A pesar de la química que existe entre los protagonistas la película no es armoniosa. Todo  en ella parece forzado. Aunque en sus buenos momentos (dos o tres)  llegas a creer que la cinta puede despegar y dejar atrás el sinsentido esto nunca sucede.

Pese a todo con esta película pasa lo que con muchas de cualidades inciertas: conquista. Creo que todos hemos visto filmes que encajan en la categoría de “tan malos que son buenos” o perfectamente desacertados.  Con Nace una estrella sucede que sus errores pueden pasar por aciertos si piensas en el conjunto.

Además, la cinta te permite descubrir a una  Lady Gaga sin maquillaje ni pelucas de colores. Aquí es simplemente una chica que canta y eso termina siendo agradable incluso para quienes desconocíamos casi en su totalidad su carrera.

Bradley Cooper es un gran actor y siempre da gusto verlo, aunque como director no parece tener mucho futuro.  

Finalmente, Nace una estrella representa una aventura ruinosa con música, malas actuaciones, diálogos y edición pésima, pero construida con un ingrediente secreto que no la apartará de tu memoria luego de verla. Definitivamente la recomiendo, dejen de leer y corran al cine.


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