Era cuestión de tiempo que Francisco Rodríguez fuera enviado al bullpen intermedio de los Tigres. Cuando el equipo llegó a Oakland, para la serie de tres juegos que selló transitoriamente su destino, tenía 5.06 de efectividad y trataba de dejar atrás los altibajos con que lanzó en abril.

La prensa preguntaba constantemente al manager Brad Ausmus por la permanencia del venezolano en el rol de cerrador. Detroit sufría una mala racha, que pronto haría decir al gerente general Al Ávila que todos los veteranos serían negociados en julio, en caso de no enmendar el rumbo.

Fue en ese contexto que los Atléticos emboscaron dos veces al Kid. El 6 de mayo le hicieron dos carreras, para voltearle la pizarra, y al día siguiente le fabricaron tres, para aplicarle su cuarta derrota y su cuarto rescate desperdiciado de 2017, dejando en 8.49 su efectividad.

Ausmus dijo aquel domingo que estudiaría el caso. Al martes siguiente anunció que había hablado con el derecho y que el setup Justin Wilson pasaría a ser el cerrojo.

Agregó el estratega que la decisión no era definitiva. Que el tiempo diría la última palabra.

La última palabra, por ahora, la ha dicho el caraqueño. Luego de cinco semanas como bombero secundario, ofreció una descarnada entrevista a Sporting News. Se quejó del uso que le han dado los felinos. Censuró la falta de comunicación con Ausmus. Aseguró que el cuerpo técnico ha hablado poco o nada con él sobre el plan a seguir. Subrayó la idea de que alguien con 400 salvados y 1.000 presentaciones no tiene nada que probar.

¿Hizo bien en abrir su corazón? ¿Debía mantener un perfil discreto, hasta tanto su rendimiento hiciera evidente que el slump quedó atrás?

El derecho ha aparecido en 11 choques desde aquella malhadada gira por la bahía. Ha recorrido 10.0 innings, con 4.00 de efectividad, producto de 4 carreras, todas limpias. Logró 8 ponches, aunque entregó 5 bases por bolas. Permitió 2 jonrones. Le han dado 10 roletazos y 16 elevados. Aisló 5 imparables.

No son cifras terribles. Tampoco son, todavía, los números que emulan su dominio de los mejores tiempos.

¿Qué pasó? ¿Cómo es que la situación llegó a este punto autodestructivo, en el que una figura pone en duda su profesionalismo y se expone a las críticas de aficionados y periodistas?

SB Nation fue el primer sitio en reaccionar. Mientras un periodista aseguraba que Rodríguez no daría más declaraciones, el portal dedicado a análisis y noticias tachó como poco solidaria la posición del apagafuegos, al hablar de sí mismo en medio de una mala temporada suya y del equipo.

Parece estar claro que el capitalino necesitaba una pausa. Lanzar en juegos sin presión, por más que eso no le gustara. Hallar el modo de recuperar su ritmo y seguridad.

También parece claro que Ausmus manejó el caso de modo irregular. En los 10 días que transcurrieron entre el 30 de mayo y el 9 de junio apenas apareció dos veces y trabajó 2.0 entradas. No parece el mejor modo de reencontrarse.

¿Debió esperar el Kid? Porque después de eso, fue llamado al juego en tres de cuatro choques. Por otro lado, ¿conseguirá una nueva oportunidad de cerrar, dará apoyo a su causa para el Salón de la Fama con una postura beligerante?

Ese es el verdadero laberinto que recorre hoy el mejor relevista venezolano de todos los tiempos.

@IgnacioSerrano

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